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The desert near Van Horn, Texas, where José Luis Palate last spoke to his sister amid extreme temperatures, telling her he was lost. Photo: Damià Bonmatí
El desierto cerca de Van Horn, Texas, donde José Luis Palate habló por última vez con su hermana en medio de temperaturas extremas, diciéndole que estaba perdido. Foto: Damià Bonmatí

Aumentan las estafas a las familias de los inmigrantes desaparecidos

Las familias han recibido mensajes de supuestos secuestradores de sus seres queridos exigiendo un pago por su regreso seguro. No regresan de ninguna manera.

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Los estafadores vuelven a aprovecharse de una población muy vulnerable: esta vez son latinos desesperados por reunirse con sus seres queridos que desaparecieron en su viaje migratorio.

Hay pequeñas advertencias en Facebook mezcladas entre los miles de comentarios y fotos en los grupos online de búsqueda de migrantes desaparecidos en la frontera.

"Señor, retire su número de teléfono de aquí. Le pedirán dinero a cambio de información", aconseja un usuario de Facebook a otro.

"Es peligroso poner el número. En las redes hay estafadores que no sienten el dolor del que sufre", dijo otra persona. 

Los grupos criminales han apuntado a las familias que buscan a sus seres queridos que desaparecieron en la frontera mientras emigraban a Estados Unidos. 

Después de arrebatarles datos y fotos en sus redes sociales, los estafadores acechan a las familias por WhatsApp y por teléfono. Denuncian supuestos secuestros de parientes desaparecidos, recrean pruebas de vida falsas y piden miles de dólares por rescates que nunca se llevarán a cabo. 

El programa Investiga de Telemundo habló con varias víctimas que describieron las estafas que se alimentan de la esperanza de encontrar a familiares migrantes perdidos. Los secuestros de migrantes ocurren a diario en la parte mexicana de la frontera, y las desapariciones han crecido a un nivel sin precedentes.

Rocío Palate, una inmigrante ecuatoriana de 47 años, dijo que su corazón dio un vuelco cuando recibió el primer mensaje de WhatsApp. 

"Tenemos a tu familiar", escribieron. Palate tenía dudas y sospechas, pero se vio arrastrada por el fuerte deseo de ver a su hermano José Luis Palate con vida. 

Llevaban dos meses sin saber nada de José Luis Palate, albañil de 41 años. 

A finales de mayo de 2021, se despidió de sus hijos en Ecuador llevando un maletín negro. Tras saltar un muro cerca de El Paso (Texas), José envió a su hermana un mensaje de texto con una foto en la que se veían las puntas de sus zapatos y, ante él, sólo se veía el desierto. Dijo que estaba perdido. 

Después de esta comunicación se hizo cada vez más difícil, y las últimas palabras que José le dijo a su hermana fueron "Ayúdame, diles que vengan a recogerme. Me he quedado dormido. Ayúdame". 

Rocío llamó al 911, a las autoridades locales, a los consulados y a los grupos de rescate de la frontera en los días siguientes. La Embajada de Ecuador le dijo que no se podía hacer nada; necesitaban que pasaran 72 horas para denunciar la desaparición. 

Dos meses después, la familia publicó en un grupo de Facebook pidiendo cualquier noticia sobre él. En la plataforma hay varias páginas llenas de mensajes desesperados mezclados con algunos anuncios felices de "encontrado vivo" que dan esperanza a otras familias. 

Rocío Palate se puso en contacto con ella después de que la familia publicara en Facebook la desaparición de su hermano.

Los números de teléfono eran de México, y se trataba de una combinación de mensajes escritos, mensajes de voz y llamadas. Sin embargo, todos los mensajes del chat desaparecieron al segundo de verlos Rocío. 

"Si quieres tener a tu familiar a tu lado, deposita 5.000 dólares ahora mismo y te entregaré a tu hermano en un lugar determinado cerca de San Antonio", decía el mensaje. 

Cuando le pidieron una prueba de vida, le enviaron fotos de su hermano. En una de ellas aparecía sosteniendo un cartel con la fecha de ese día escrita. Otra le mostraba con aspecto triste. También había un vídeo en el que se veía a un hombre tumbado, con la mitad de la cara cubierta. De nuevo, todo aparecía y desaparecía al instante. 

La familia pudo hacer capturas de pantalla y se dio cuenta de que las fotos parecían falsas y que el hombre del vídeo podía ser cualquier hombre con la nariz afilada. Rocío pidió ver a su hermano, pero nunca pudo hacerlo. 

Pero cuando los supuestos secuestradores llamaron a Rocío y le mencionaron detalles íntimos de su hermano y los nombres de sus familiares, empezó a creer de verdad que José estaba cautivo.

Los supuestos secuestradores le dieron un ultimátum. Si no pagaba, iban a matar a su hermano. Esa noche, Rocío se apresuró a seguir las instrucciones, pagando el dinero en cinco pagos discretos de 1.000 dólares. Luego tuvo que romper todos los recibos de pago en pedazos y enviar una prueba de vídeo de la destrucción. 

Nadie confirmó el pago y no hubo más conversaciones telefónicas. Nunca supieron de José Luis Palate y Rocío se dio cuenta de lo que había pasado. 

Estos mismos métodos de estafa se repiten. Tras una publicación en las redes sociales, los estafadores se ponen en contacto en privado, envían fotos dudosas del migrante desaparecido como prueba de vida y piden miles de dólares por el rescate. 

El Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos dijo a Investiga que no tiene constancia de estas estafas, pero algunos condados de la frontera de Texas están al tanto de esta turbia práctica. 

El sheriff Oscar Carrillo dijo estar abrumado por el dramático aumento de migrantes desaparecidos y fallecidos en su jurisdicción, una zona con temperaturas extremas, considerada una de las más arriesgadas para el cruce de la frontera.

Durante una patrulla con Investiga, Carrillo recibió una llamada de una familia que había denunciado la desaparición de un ser querido. Una mujer mexicana, preocupada, informó al sheriff de un intento de estafa. 

"Es posible. Es lo que hacen los cárteles: extorsionan. Se llevan el dinero de las familias", dijo Carrillo. 

"Pienso en mi hermano todo el tiempo. Pienso que cuando me pidió ayuda, no pude hacer nada. Creo que tengo la culpa porque no pude hacer nada en ese momento, porque no sabía cómo hacerlo", dijo Rocío Palate.