Desde que la crisis se regó como pólvora por el mundo, muchos países, entre ellos Brasil, que tiene la presidencia semestral del bloque, han subrayado la necesidad de evitar que los gobiernos se abstengan de erigir barreras proteccionistas como estrategia de defensa, algo en lo cual parece no haber consenso en el Mercosur.

Brasil, sede de la XXXVI cumbre, defiende en concreto la conclusión de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con el argumento de que “la mayor apertura comercial es un excelente antídoto contra la crisis”, en palabras del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

En cambio, Paraguay llegó a plantearse la necesidad de pedir la elevación del Arancel Externo Común (AEC) para frenar una “avalancha” de productos asiáticos a causa de la crisis, mientras que Argentina ha advertido de los riesgos que supone la liberalización comercial defendida por Brasil en un momento como este.

El secretario argentino de Comercio Internacional, Alfredo Chiaradía, dijo recientemente en Brasilia que si su socio en el Mercosur insiste en cerrar las negociaciones de la OMC, Argentina “buscará excepciones”, sobre todo en el sector industrial.

“Si eso implica una erosión posterior del Arancel Externo Común del Mercosur, Argentina no será la culpable”, afirmó.

Para algunos analistas, la postura argentina no sorprende pues el proteccionismo ha sido tradicionalmente defendido por los industriales argentinos.

“Temo que el proteccionismo sea un riesgo para el Mercosur en este momento. La Unión Industrial Argentina (UIA) depende mucho de la protección tarifaria y nunca tuvo mucha simpatía por regímenes liberalizadores”, dijo a Efe el presidente del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri), José Botafogo Gonçalves.

Botafogo, que fue embajador en Argentina y embajador Extraordinario para Asuntos del Mercosur, considera que “con el pretexto de la crisis mundial, ese discurso proteccionista puede tomar fuerza” y perjudicar al bloque del cono sur.

La crisis y su impacto sobre el comercio regional fue motivo de una reunión extraordinaria del Consejo del Mercado Común (CMC) del Mercosur ampliado, que incluye a los miembros plenos y a los socios del bloque, celebrada en octubre pasado en la capital brasileña.

En esa reunión, el Mercosur concluyó que se necesita “más integración, más comercio, menos distorsiones y menos proteccionismo” contra la crisis, pese a que todos no parecen estar convencidos de esa receta.

“Lo peor que nos puede pasar es usar esta crisis como excusa para volver a políticas que teníamos en los años 60 y para empezar a implantar un proteccionismo añejo. Eso sólo generará barreras en nuestras economías y no resolverá los problemas”, dijo en esa ocasión Alejandro Foxley, canciller de Chile, país socio del bloque.

Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay forman el mismo equipo a la hora de combatir el proteccionismo de los países ricos a la agricultura, pero esa unidad se rompe cuando se trata de barreras en el sector industrial, lo que en el pasado ha sido motivo de conflictos entre los dos hermanos mayores del bloque.

“La industria argentina siempre toca la misma tecla (del proteccionismo), es un tango de una sola nota”, dijo Botafogo, quien considera que la brasileña, en cambio, “ya está preparada para enfrentar un nuevo choque de competencia internacional”.

Pero el comercio no es el único sector del Mercosur amenazado por la crisis, pues las inversiones en ambiciosos proyectos de integración también corren riesgo por la escasez de crédito en el mercado internacional.

Brasil, que financia muchas obras de infraestructura regional por medio de su Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), ha dado señales de que mantendrá la cartera abierta, pero para mayor seguridad, otros países han pedido que se acelere la puesta en marcha del Banco del Sur, creado hace un año y que no ha salido del papel.

“Las obras de infraestructura serán las menos afectadas por la crisis porque hay un consenso y una voluntad política del Mercosur de no interrumpirlas”, consideró Botafogo.