“Yo no sé si le deseo lo peor, pero lo que sí sé es de que él no se merece andar libre por las calles mientras mi padre esta ahí adentro”, dijo Ferdinand Ramírez Jr., uno de los tres hijos de Ferdinand Ramírez Villanueva, oriundo de Aguada y quien perdió la vida en un tramo de la interestatal 95 luego de que su vehículo fuera impactado en la parte trasera por un conductor de 25 años que la Policía presume manejaba embriagado.

En las afueras de la funeraria en el norte de Filadelfia, donde la familia velaba el pasado miércoles el cuerpo de este puertorriqueño de 50 años, su hijo dijo sentirse desilusionado por ese hecho.

“Yo no entiendo cómo es que él con un papel de casa  (hipoteca para pagar la fianza) salga y ande libre” señaló Ramírez Jr., de 28 años, rodeado de amigos y familiares, entre ellos parte de 11 de sus tíos y tías que viajaron desde Aguada, Puerto Rico, a dar el último adiós a Ramírez Villanueva. Sólo uno de los hermanos del difunto no pudo acudir a Filadelfia, pues está enfermo.

La esposa de la víctima, Ana Torres, se recupera del accidente y está en condición estable de las heridas que sufrió al ser lanzada de la camioneta donde viajaba como pasajera el pasado viernes 11 de julio, dijo su hijo en medio del llanto.

Junto con él, le sobreviven a Villanueva otro hijo, de 18 años, y una hija, de 30.
El abogado de Steven Z. Hafto, el condiuctor que fue detenido después del accidente y a quien inicialmente se le impuso una fianza de $330.000, consiguió reducirla el pasado miércoles  a $155.000 en una audiencia con la jueza municipal Teresa Carr Deni.

Según reportes de prensa, el abogado defensor Scott DiClaudio argumentó que su cliente ni siquiera fue la causa del accidente y que tampoco manejaba en estado de ebriedad. Según el último reporte de la Policía, del miércoles al mediodía, Hafto aún estaba bajo custodia.

Según los familiares, el cuerpo de Ramírez Villanueva será sepultado en un cementerio de Nueva York porque él vivió durante muchos años allí, y porque eventualmente la familia que le sobrevive en Filadelfia buscaba trasladarse permanentemente a esa ciudad para hacer una nueva vida.