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Juan López at his office in Independence Blue Cross. Samantha Laub / AL DÍA News
Juan López en su oficina de Independence Blue Cross. Samantha Laub / AL DÍA News

El corazón de Blue Cross late en clave latina

Juan López, el vicepresidente de Inversiones y Tesorería de Independence Blue Cross, es una pieza clave en el engranaje corporativo de la aseguradora…

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Cuando me dijeron que iba a entrevistar al vicepresidente de Inversiones y Tesorería de Independence Health Group, lo primero que mi mente de reportero prejuicioso se imaginó fue a un hombre blanco de sangre azul, enfundado en un traje de saco y corbata, acostumbrado a contar billetes y ver el mundo por encima de sus hombros. “¿A quién le puede interesar eso?,” me pregunté.

Temí no encontrar una historia genuina detrás de la etiqueta de ejecutivo. Temí encontrar una historia que no pudiera ser contada más allá de lo que dicen los diplomas y certificados que los hombres de negocio suelen colgar en las paredes de sus oficinas. Temí tener que escribir –al fin y al cabo–  una historia que me impidiera conectarla con el día a día del resto de la humanidad; en este caso, con la comunidad latina de Filadelfia.

Pero, como suele pasar cuando se tiene exceso de prejuicios y falta de contexto, me equivoqué. No todos los hombres de saco y corbata son detestables per se, especialmente si quien viste así es hispano, tiene sangre caribeña y risa desparpajada, capaz de romper glaciares y contagiar hasta al más tímido de los mortales.

Así es Juan López, un hombre que usa saco y corbata como el obrero usa casco y overol. Un contador público y de historias. Su relato es el de un profesional que tiene que ver más con la comunidad hispana que con la clase corporativa de Filadelfia.

Juan pertenece a la primera generación estadounidense de una familia boricua que se estableció en New Jersey a mediados del siglo pasado. Es el hijo de un cartero y de una secretaria que a pesar de estar retirados,  no se quedan quietos. Su abuelo trabajaba en la fábrica de sopas Campbell, en Camden, y en una promotora de empleos. En resumen, es un descendiente de obreros latinos, el primero de su familia en ir a la universidad, en primero en llegar a graduarse y a ocupar un cargo en una de las empresas más relevantes de la ciudad.

Juan López es uno de los cuatro latinos que serán reconocidos por AL DÍA el próximo 11 de octubre en el marco de la celebración del Mes de la Herencia Hispana.

Breve hoja de vida

La trayectoria profesional de Juan es la de un ganador. Con la humildad propia de los que  teniendo una oficina en uno de los rascacielos más altos de la ciudad no olvidan de dónde vienen, hace un resumen de una carrera exitosa.

Este contador público graduado por la Universidad de La Salle es el vicepresidente de Inversiones y Tesorería de la aseguradora Independence Blue Cross; un cargo que lo hace responsable de un equipo de 80 personas, de liderar las estrategias de inversión, así como de administrar el capital que entra y sale de la compañía.

En otras palabras, Juan es una ficha clave en el cuidado de las finanzas de la empresa de Filadelfia que hoy por hoy es uno de los principales jugadores en el mercado de seguros médicos del país,con 8.5 millones de afiliados y presencia en 24 estados.

Juan llegó a la aseguradora en 2010, luego de trabajar 13 años para Cigna Corporation, donde dirigió un programa de promoción de diversidad y capacitación profesional en el departamento de Finanzas. Antes de Cigna, desempeñó diversos cargos en Aramark, GE Capital y CoreStates Bank (hoy Wells Fargo).

Contador desde chiquito

Desde chico se acostumbró a romper moldes y a conquistar espacios que le eran “ajenos.” Primero, como el niño moreno y de apellido latino que le toca crecer en un barrio de blancos, luego como el adolescente que debe ponerse a trabajar en lo primero que encuentre. Fue lo que en Colombia llaman un “todero”: alguien que no se vara, que asiste a “la escuela de la vida” con el fin de aprender cuanta cosa puede para mejorar su situación económica.

Con 12 años de edad pasó de ser jardinero a repartidor de un periódico local en Maple Shade, NJ. Tiempo después trabajó como conserje de una escuela. Cuando se le pregunta qué le dejó esa experiencia, contesta entre risas: “Aprendí que no quería hacer trabajos manuales, porque eso es muy duro.”

Después adopta un tono más reflexivo y recuerda las palabras de su padre para completar su respuesta: “El mundo no es un lugar justo, pero si trabajas duro, aprenderás lecciones y es eso lo que te llevarás contigo”. Se refiere a que todo lo que ha hecho en la vida le ha servido para algo.

Uno de esos aprendizajes fue la certeza de que no basta trabajar duro para salir adelante, también había que hacerlo con inteligencia. Su tío José de Jesús fue una figura fundamental. Era contador público que administraba su propio negocio. Juan siempre admiró la independencia de su tío. A los 17 años de edad tenía claro qué quería ser: contador público.

Con esa idea entró a la universidad. Estudió y sacó las mejores calificaciones. Pero no fue suficiente a la hora de presentar su primera entrevista. "Todavía la recuerdo como si fuera ayer. Pensé que los había convencido, pero una pequeña nota al final de la reseña decía que no era compatible con la cultura de la empresa. ¿La razón? Llevaba medias de rombos”.

Diálogo de culturas

Tal y como dijo su padre, "el mundo no es un lugar justo" y hay cosas que no se aprenden en un aula de escuela. Juan aprendió que "trabajar duro no es suficiente; también es necesario hacer relaciones". Esa primera entrevista fallida lo marcó. Se cuestionó si ser diferente sería un impedimento para formar parte de un mundo aún reservado para las clases sociales privilegiadas.

Entre líneas se refiere a que el diálogo entre dos culturas no siempre es fácil: la espontánea latina del rebusque y la profesional estadounidense del networking. "Una de las cosas que más nos afecta como cultura es esa tendencia a permanecer encerrados en nuestro propio grupo, a permanecer en una zona cómoda que nos es familiar. A veces eso nos impide soñar con cosas diferentes", señala.

Encajar y adaptarse no fue fácil. Juan consiguió su primer puesto en CoreState Bank, donde hizo parte de un grupo con el que creó conciencia sobre el valor de tener equipos diversos en el seno de las empresas. Llevaban a cabo una especie de taller en el que se discutían las estrategias para incrementar la inclusión de minorías en cargos directivos. Nunca más le preocuparon los rombos de sus medias.

Cuando llegó a Independence Blue Cross, según recuerda, encontró desde el primer día una empresa que le abría la puertas a la diversidad. Alan Krigstein, ex director financiero y uno de los arquitectos del éxito comercial de la compañía, fue el encargado de darle la bienvenida.

"Me lo topé en el garaje. Yo no sabía quién era él. Me dijo "¿tú eres Juan López, cierto? Tenemos una entrevista en media hora". Me llevó arriba y me ofreció algo de tomar". Juan quedó impresionado de que un ejecutivo de ese nivel supiera su nombre y lo haya conducido a la sala de espera.

Además del trabajo de contabilidad, Juan es un apasionado del trabajo comunitario en North Philly. Está al frente de la participación de IBX en la campaña social de United Way. Es miembro de la junta de Providence Center. También hace parte de la iniciativa Latinos con Propósito y lideró una campaña para dotar de una biblioteca a la escuela de secundaria Shepard High School.

Dice que todas estas iniciativas que apoya Independence Blue Cross le han permitido reconectarse con su gente. Algo de lo que se siente orgulloso y agradecido, porque para él es la forma de retribuir a una comunidad con la que se siente identificado.

“No hay nada mejor que trabajar en una compañía que apoya todas las cosas que te gustan hacer”.

 

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