Durante años, las papas han sido vistas como un alimento a evitar en dietas para bajar de peso. Su alto índice glucémico y su asociación con alimentos fritos y ultraprocesados las convirtieron en un "culpable" frecuente. Sin embargo, una reciente investigación realizada por científicos de la Louisiana State University y la Pennington Biomedical Research Center está desafiando ese estigma: las papas, cuando se preparan de forma saludable, pueden ser aliadas clave en el control del peso y la glucosa en sangre.

El estudio, publicado en Journal of Medicinal Food, analizó a un grupo de adultos con sobrepeso y resistencia a la insulina. A todos se les administraron dietas equilibradas en las que las papas fueron incorporadas como parte del menú, pero cocidas al horno o hervidas, sin frituras ni cremas. ¿El resultado? Los participantes perdieron peso sin sentir hambre, y además mostraron mejoras significativas en su sensibilidad a la insulina.

Según la Dra. Candida Rebello, investigadora principal del estudio, “las papas no solo son una fuente rica en fibra, potasio y vitamina C, sino que tienen un alto contenido de agua y sacian más que otros carbohidratos refinados. Lo importante es cómo se cocinan y con qué se combinan”.

Otra ventaja es su versatilidad. Al hervirlas y enfriarlas antes de consumirlas, las papas desarrollan almidón resistente, un tipo de fibra que no se digiere en el intestino delgado, ayudando a mejorar la salud intestinal y a mantener estables los niveles de glucosa.

El hallazgo no solo reinvindica a uno de los alimentos más consumidos del mundo, sino que también impulsa nuevas conversaciones sobre cómo comer inteligentemente en lugar de restringir sin fundamento. Las papas, lejos de ser enemigas de la balanza, podrían convertirse en protagonistas de una alimentación balanceada si se preparan con conocimiento.