Image Al Dia News
Imagen Ilustrativa Al Dia News

¿Cuántas Horas Debemos Dormir para Estar Bien?

Un estudio global desafía la norma de las ocho horas y destaca la importancia de las costumbres culturales en el descanso nocturno.

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Un Milagro de Vida

¿Problemas Mentales ?

Advertencia científica

Enfermedad Misteriosa

Demanda a Coca-Cola

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Dormir bien, ¿pero cuánto? Cantidad o Calidad de sueño

Un estudio global desafía la norma de las ocho horas y destaca la importancia de las costumbres culturales en el descanso nocturno.

Por décadas, las recomendaciones de salud pública han insistido en que dormir ocho horas cada noche es esencial para el bienestar físico y mental. Sin embargo, una investigación reciente liderada en Canadá con datos de casi 5.000 personas de 20 países sugiere que esta cifra no puede tomarse como un estándar universal.

El estudio, publicado en una revista especializada en neurociencia del sueño, analizó patrones de descanso y calidad de vida, revelando que la duración ideal del sueño varía notablemente entre naciones. La diferencia entre países alcanzó hasta 1.57 horas, un dato que pone en evidencia la influencia de factores culturales, sociales y tecnológicos en nuestros hábitos nocturnos.

"Las recomendaciones sobre el sueño deberían adaptarse a las normas culturales locales, en lugar de imponer una única métrica global", afirman los autores. En otras palabras, el cuerpo humano no solo responde al reloj biológico, sino también al ritmo social y cultural de cada entorno.

El informe destaca contrastes llamativos: en Japón y Corea del Sur, los participantes dormían mucho menos que en Francia o Nueva Zelanda. América Latina también mostró particularidades. En Colombia, por ejemplo, los participantes tendían a acostarse más temprano que en cualquier otro país del estudio, mientras que en Argentina lo hacían más tarde que el promedio global. México y Costa Rica se ubicaron en un punto medio, con horarios nocturnos marcadamente influenciados por la vida familiar y el uso de dispositivos electrónicos.

Además de las diferencias horarias, los investigadores señalaron que aspectos como la presión laboral, las rutinas urbanas aceleradas y el tiempo frente a pantallas antes de dormir podrían estar disminuyendo el descanso reparador, incluso en países con altos niveles de bienestar.

Este hallazgo plantea un desafío para las políticas de salud pública: ¿cómo diseñar recomendaciones efectivas en contextos tan diversos? Para los especialistas, la clave está en abandonar la idea de una “receta única” y promover una educación del sueño más sensible a las realidades culturales.

Dormir bien sigue siendo vital. Pero lo que significa “bien” podría depender, más de lo que creemos, del lugar donde nacimos y vivimos.