El enigma del aumento global de la ELA: factores genéticos, ambientales y desafíos futuros

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), también conocida como enfermedad de Lou Gehrig, ha mostrado un incremento en su incidencia a nivel mundial. Según proyecciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., se espera un aumento significativo en el número de casos para 2030. Este fenómeno plantea interrogantes sobre los factores que contribuyen a su crecimiento y las estrategias necesarias para enfrentar esta enfermedad neurodegenerativa.​

Aunque la causa exacta de la ELA sigue siendo desconocida, se reconoce que tanto factores genéticos como ambientales desempeñan roles cruciales. Aproximadamente el 5-10% de los casos son hereditarios, asociados a mutaciones en genes como C9ORF72, SOD1 y FUS. Sin embargo, la mayoría de los casos son esporádicos, lo que sugiere la influencia de factores externos. Estudios recientes han identificado la exposición a toxinas ambientales, como metales pesados y pesticidas, así como el tabaquismo y el servicio militar, como posibles factores de riesgo. Además, la exposición a neurotoxinas producidas por algas azul-verdosas, que proliferan con el cambio climático, ha sido vinculada a casos de ELA no genética .​

El envejecimiento de la población mundial también contribuye al aumento de casos, ya que la ELA suele manifestarse entre los 55 y 75 años. Este envejecimiento, combinado con una mayor conciencia y mejores métodos de diagnóstico, podría explicar parte del incremento observado.​

Frente a este panorama, es esencial fortalecer la investigación interdisciplinaria que explore la interacción entre genética y medio ambiente. Iniciativas como el Proyecto MinE, que busca secuenciar los genomas de miles de pacientes, son pasos importantes hacia la comprensión de la enfermedad . Además, es crucial implementar políticas de salud pública que reduzcan la exposición a factores de riesgo conocidos y promuevan estilos de vida saludables.​

La ELA representa un desafío complejo que requiere una respuesta global coordinada. Solo mediante la combinación de investigación científica, concienciación pública y políticas efectivas podremos enfrentar el creciente impacto de esta enfermedad en las próximas décadas.