[Op-Ed] Niebla Interior.
Un hombre camina entre la niebla del mal humor que no logra disipar.
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Un hombre camina entre la niebla del mal humor que no logra disipar. Esta pereza densa que envuelve su cuerpo le susurra que ceder es más fácil que resistir. La amargura se convierte en su compañera habitual, en su manto protector contra el esfuerzo.
Hay días en que reúne fragmentos dispersos de voluntad. Sus manos comienzan a moverse con decisión renovada y el trabajo, antes percibido como castigo, se transforma en refugio. Descubre entonces un placer secreto en la labor constante, una satisfacción que crece conforme el esfuerzo da frutos.
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Pero no siempre puede ser dueño de sus emociones ni controlar los ríos oscuros de sus sentimientos. Esta sensación desagradable regresa como marea inevitable. Observa a otros ser felices sin su intervención y algo dentro de él se quiebra silenciosamente.
Ve sonrisas que no le deben nada y esto le resulta insoportable. Se pregunta si podrá alguna vez disimular ese descontento para no contaminar la alegría circundante. Reconoce en su interior que este mal humor nace de su propia pequeñez, mezclado con envidia y alimentado por vanidades irracionales.
La verdad se revela ante él mientras contempla el mundo feliz que existe sin necesitarlo. Su descontento es el espejo donde ve reflejada su insignificancia frente al universo indiferente que continúa su danza eterna.
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