[Op-Ed] La Vigilia del Búho

Un búho viejo habita en el hueco de un roble centenario.

SHARE THIS CONTENT:

Un búho viejo habita en el hueco de un roble centenario. Cada noche, cuando las sombras se esparcen como tinta sobre el bosque, sus grandes ojos ámbar permanecen abiertos.

No caza. No vuela. Solo contempla.

Las demás criaturas murmuran entre sí. ¿Por qué no busca alimento? ¿Por qué no construye nido? ¿Por qué solo mira la oscuridad, como esperando algo que nunca llega?

Luna tras luna, el búho persiste en su quietud. Sus plumas se vuelven grises, pero su mirada no pierde intensidad. En su aparente inmovilidad, hay un movimiento invisible: el de la atención pura que se derrama sobre el mundo.

Una noche de invierno, cuando la oscuridad parece absoluta, algo cambia. No hay relámpagos ni señales. Solo un temblor sutil en el aire.

La luz nace primero dentro de sus ojos, un resplandor que no viene de fuera sino que emerge de la profundidad de su vigilia constante. Luego se expande, iluminando el bosque entero con una claridad que no hiere, que no deslumbra, sino que revela.

El zorro se detiene a mitad de su cacería. La liebre olvida su temor. El viento mismo contiene su aliento.

Y comprenden, sin palabras, que el búho no estaba esperando, estaba creando. Que su deseo de luz, sostenido por años de atención paciente, había generado la luz misma.

Ahora el búho alza el vuelo por primera vez en mucho tiempo, no para escapar de la oscuridad, sino para llevar este resplandor interior a otros rincones del bosque.

Y donde sus alas rozan, la noche se vuelve aurora.

TAGS
  • #ALDIAWRITERSGROUP#ALDIATHOUGHTLEADERS#ALDIAOP-ED
  • microcuento
  • microstory