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Asylum seeker Carmella Apolonio Hernández (right) with supporter Alma Lopez (left). Photo LBW
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La palabra correcta es “injusticia”

Carmela Apolonio Hernández, una demandante de asilo en Pensilvania, confía en que la aprobación de un nuevo proyecto de ley en el Congreso de los Estados…

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A diferencia de la reciente puesta en libertad de la estrella de Filadelfia, el rapero Meek Mill, ningún helicóptero descendió hasta el asfalto de Diamond Street, frente a la Iglesia de los Defensores ( Church of the Advocate) para llevarse a Carmela Apolonio Hernández y a sus cuatro hijos hacia la libertad.  

Apolonio, una demandante de asilo mexicana que quiere huir de la  violencia en su pueblo, recibió santuario en la legendaria iglesia del norte de Filadelfia en diciembre de 2017. Su esperanza es evitar la deportación, ya que equivaldría a morir en manos de los gangsters que mataron a su hermano y a sus dos sobrinos; atrocidad que la forzó a huir a los Estados Unidos.

Un fallo reciente de la Corte Suprema de Pensilvania liberó al rapero Mill de la cárcel provisional.

Apolonio confía en que pronto el Congreso de los Estados Unidos le conceda a ella y a sus dos hijos (de 9 y 15 años)  la libertad gracias a la aprobación de una medida introducida hace poco por el congresista de Filadelfia Bob Brady, que le garantizaría su residencia permanente legal en América.

Apolonio y sus representantes, conscientes del dificultoso camino que supone  conseguir la aprobación de la propuesta de ley introducida por Brady, están poniendo toda la presión posible sobre sus contactos en el Capitolio para garantizar su aprobación. Los defensores de la mujer mexicana quieren conseguir principalmente el respaldo del demócrata Bob Casey, senador de EE. UU. por Pensilvania, que se ha mostrado muy tibio a la hora de defender cuestiones de justicia social.

Durante una conferencia de prensa en la Iglesia de los Defensores para anunciar el proyecto de ley de Brady, Alma López urgió a los latinos a apoyar a Carmela y a su familia. El marido de Alma tuvo que pasar un año en una iglesia del centro de Filadelfia bajo la protección de santuario hasta que logró cambiar su estatus migratorio.

Wendy Marshall, de la Coalición de Defensa del Santuario (Sanctuary Advocate Coalition), denunció la evidente conexión entre encarcelamientos masivos, deportaciones y gentrificación; problemas que afectan principalmente a las comunidades de color. La coalición está formada por miembros diversos, desde la plataforma ciudadana Juntos hasta el Media Mobilizing Project y la Federación de Profesores de Filadelfia.

La encarcelación masiva y las deficiencias graves en el sistema judicial han vuelto a convertirse en el centro de atención tras la re-encarcelación de Meek Mill el pasado otoño.

Por ejemplo, mucha más gente sabe ahora que las cárceles de Pensilvania concentran el mayor número de personas en el país pagando condenas por crímenes cometidos cuando eran menores de 18 de años. Estos “prisioneros juveniles” son principalmente latinos, y de Filadelfia.

Mientras Mill recibía el apoyo de millonarios durante su reciente encarcelamiento (de ahí que le vinieran a buscar a la cárcel en helicóptero), otros, como Omar Askia Ali, también ciudadano de Filadelfia, tendrá que pasar décadas en prisión sin recibir el mínimo de atención.

Ali (nacido Edward Sistrunk y miembro del movimiento Nation of Islam) sigue afirmando que él no cometió el robo/asesinato por el que fue acusado y condenado a cadena perpetua a principios de los 70. Un jurado, formado en su totalidad por miembros blancos, le declaró culpable, a pesar de la falta de pruebas forenses que lo vincularan al crimen.  

“Soy un hombre olvidado”, dijo Ali en un artículo publicado en 2016 en un periódico de tirada nacional.

Ali es uno de los más de 1.500 presidiarios en las cárceles de Pensilvania con 65 años o más.

Las similitudes entre el caso de Ali y Mill son sorprendentes.

Igual que con Mill, el agente de policía responsable de la sentencia contra Ali fue acusado más tarde por corrupción.

Igual que con Mill, el fiscal de Filadelfia que intervino en el juicio inicial de Ali fue expuesto luego por malas conductas.

Igual que con Mill, el juez responsable del  juicio inicial de Ali ha despertado quejas en el banquillo por su comportamiento poco ético.

La palabra injusticia define el arresto inicial y los juicios de Ali y Mill.

Injusticia es la palabra que muchos también usan para definir la situación de Carmela Apolonio Hernández.

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