
Conflicto Irán-Israel: la suma de todos los miedos
Trump abandona el G7 para centrarse en una guerra que podría reconfigurar Oriente Medio. Los países instan a sus ciudadanos a abandonar Israel e Irán.
Donald Trump llegó al G7 en las Rocosas canadienses con la intención de reafirmar su lugar en la política mundial. Pero lo que debía ser una exhibición de liderazgo entre aliados terminó en una retirada anticipada. El conflicto entre Israel e Irán, con consecuencias impredecibles para la región y para el mundo, obligó al presidente estadounidense a cambiar abruptamente de prioridades.
“¡Todos deberían evacuar inmediatamente Teherán!”, escribió en su red Truth Social antes de partir de emergencia hacia Washington. Sus palabras marcaron un giro en la postura estadounidense: aunque asegura que EE. UU. no participó en los ataques iniciales israelíes, su gobierno ya no puede mirar hacia otro lado. Las fuerzas militares permanecen en “postura defensiva”, pero el portaaviones USS Nimitz navega hacia la región.
Guerra vs. diplomacia
El conflicto entró en su quinta noche con bombardeos cruzados. Israel, en una ofensiva sin precedentes, atacó instalaciones nucleares y militares iraníes. Según Teherán, hay al menos 224 muertos, entre ellos altos mandos y científicos. El primer ministro Benjamín Netanyahu no dejó lugar a dudas sobre sus objetivos: “Estamos cambiando el rostro de Oriente Medio”.
Irán respondió con misiles sobre Tel Aviv, Haifa y Petah Tikva. En esta última, una familia salvó a sus cuatro hijos por segundos. La televisión estatal iraní fue bombardeada en vivo mientras criticaba a Israel. Desde ese momento, la propaganda se convirtió también en un blanco militar. La guerra no solo se libra en el campo de batalla, sino también en los medios y las redes.
La escalada ha silenciado las conversaciones nucleares. Teherán, que venía participando en negociaciones indirectas con Washington, ahora afirma que no aceptará diálogo mientras esté bajo ataque. Aun así, un alto funcionario estadounidense reveló a AFP que Trump intervino para impedir un intento israelí de asesinar al líder supremo iraní, Ayatollah Ali Khamenei. Si fue un gesto para preservar espacio diplomático o evitar una catástrofe mayor, está por verse.
G7 sin declaración y dividido
La cumbre del G7 mostró lo difícil que será mantener una postura unificada entre las grandes democracias industriales. Francia y Japón condenaron los ataques israelíes incluso mientras continuaban las negociaciones. El presidente Emmanuel Macron fue enfático: forzar un cambio de régimen en Irán sería un “error estratégico”.
Reino Unido, Canadá, Italia y Alemania evitaron una condena directa, pero reconocieron que el riesgo de escalada es real. “Serán los estadounidenses quienes decidan”, dijo un portavoz del gobierno alemán. Lo que no hubo fue una declaración conjunta: demasiado conflicto interno, demasiadas tensiones externas.
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China, por su parte, pidió a sus ciudadanos evacuar Israel “lo antes posible”, mientras llamaba a ambas partes a frenar la violencia. La advertencia marca un creciente temor global: este conflicto ya no es solo entre Israel e Irán, y la presión sobre Washington crece.
Entre aranceles y misiles
Irónicamente, Trump había llegado al G7 con otra guerra en mente: la comercial. Con amenazas de nuevos aranceles a partir del 9 de julio, buscaba renegociar las reglas del comercio global. Algunos aliados, como Reino Unido, firmaron acuerdos. Otros, como Francia e Italia, lo confrontaron. Según fuentes de AFP, los europeos temen que China esté capitalizando las divisiones provocadas por EE. UU.
Pero la retirada anticipada de Trump dejó esos temas sin resolver. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, había sido invitada como parte de un gesto hacia el bloque norteamericano del T-MEC. Su reunión con Trump fue cancelada.
El embajador estadounidense en Israel confirmó daños en instalaciones cercanas a la embajada en Tel Aviv. El Departamento de Estado instó a los ciudadanos estadounidenses a evitar viajes a Israel. Y mientras el portaaviones Nimitz avanza, crecen las preguntas: ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Estados Unidos para contener a Irán? ¿Cuánto más puede apoyar a Israel sin ser arrastrado directamente al conflicto?
Trump ha jugado en el límite entre la amenaza y la negociación. “Pienso que es idiota de parte de Irán no firmar [un acuerdo]”, dijo antes de dejar Canadá. Pero Irán ya no parece dispuesto a negociar desde la debilidad. Su canciller fue claro: “Nuestras respuestas continuarán”.
Lo que está en juego no es solo un acuerdo nuclear. Es la estabilidad de una región históricamente volátil y el rol que Estados Unidos quiere jugar en el mundo. Esta vez, las decisiones de Trump no se medirán en tarifas ni en likes. Se medirán en muertos, desplazados y posibles consecuencias para toda una generación.
Con información de AFP
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