Gavin Newsom and Donald Trump
Gavin Newsom ha acusado al presidente Donald Trump de actuar como un dictador, asegurando que el jefe del Ejecutivo ha utilizado todos los medios de presión contra California. (Foto de archivo AFP)

Gavin Newsom Acusa: La batalla de California contra el poder federal

El gobernador de California se ha convertido en el principal opositor del presidente Trump, que ha utilizado la intervención militar y la represión política con

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El conflicto entre el presidente Donald Trump y el gobernador de California, Gavin Newsom, ha escalado a niveles sin precedentes. En una semana marcada por redadas migratorias, protestas, despliegue de tropas, juicios federales y confrontaciones verbales, el mandatario estatal ha asumido el rol de principal opositor al poder ejecutivo federal.

Desde Los Ángeles, escenario central del choque institucional, Newsom ha lanzado acusaciones directas contra el presidente, al que acusa de actuar fuera de la ley, de reprimir políticamente a sus adversarios y de poner en riesgo los derechos civiles y ambientales del país.

"Trump y sus tropas de choque están fuera de control. Esto debe terminar ya", escribió el gobernador luego de que el senador californiano Alex Padilla fuera expulsado por la fuerza de una conferencia de prensa de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, mientras intentaba interpelarla sobre las redadas migratorias.

El hecho fue calificado por Newsom como “indignante, dictatorial y vergonzoso” y se sumó a una larga lista de episodios recientes que, desde su perspectiva, reflejan una deriva autoritaria del gobierno federal.

En una transmisión en vivo desde Sacramento, Newsom advirtió que la intervención militar en Los Ángeles —ordenada por Trump sin el consentimiento del gobierno estatal— era solo el comienzo de una ofensiva política más amplia.

"California puede ser la primera, pero claramente no será la última", dijo, acusando al presidente de lanzar un "asalto unificado a la tradición estadounidense". Criticó también el uso de vehículos sin identificación para detener a una mujer embarazada y a una niña de cuatro años, como parte de las operaciones de ICE, y alertó: "Si algunos de nosotros pueden ser secuestrados en las calles sin orden judicial, basados solo en sospechas o en el color de piel, entonces ninguno de nosotros está a salvo".

Las protestas comenzaron tras una serie de redadas migratorias en Los Ángeles, y aunque en su mayoría han sido pacíficas, algunos episodios de violencia —como la quema de vehículos— han sido utilizados por el presidente para justificar el despliegue de 4.000 miembros de la Guardia Nacional y 700 marines.

Trump ha insistido en que, de no haber actuado, “la ciudad estaría ardiendo hasta los cimientos”. Sin embargo, residentes y manifestantes rechazan esa versión. "Nuestra ciudad no está en llamas", dijo Lynn Sturgis, maestra jubilada. “Todo esto ha sido fabricado por la actual administración”, añadió otra manifestante.

El juez federal Charles Breyer dio la razón al gobernador al ordenar a Trump devolver el control de la Guardia Nacional al estado, calificando la intervención como "ilegal" y señalando que no hubo evidencia de una "rebelión" que justificara tal despliegue. “El presidente no es un monarca”, celebró Newsom tras conocer el fallo. La decisión judicial fue inmediatamente apelada por la Casa Blanca, y el caso quedó en pausa hasta una nueva audiencia prevista para el martes. Mientras tanto, Trump mantiene el control de las tropas.

El choque entre ambos líderes también ha tenido un componente ambiental. Esta semana, el presidente firmó una resolución para bloquear el programa de transición a autos eléctricos en California, que prohibía la venta de vehículos a gasolina a partir de 2035. Newsom y el fiscal general del estado demandaron al gobierno por lo que consideran una agresión directa a la salud pública y al liderazgo climático del estado. “Es imprudente, es ilegal”, dijo el fiscal Rob Bonta, que representa la posición de la gobernación.

La tensión también ha sido mediática. Trump y su vocera han acusado a Newsom de “avivar las llamas” del conflicto en lugar de cumplir su deber. Desde el gobierno federal se afirma que el presidente actúa para restaurar el orden ante “disturbios violentos”, mientras los portavoces de California denuncian una estrategia de represión contra la disidencia.

En ese contexto, el despliegue de fuerzas armadas ha sido acompañado de una retórica encendida. El presidente llamó “animales” a los manifestantes en Fort Bragg y dijo que algunos eran “insurreccionistas pagados”. Su administración ha sugerido —sin pruebas— que grupos organizados están detrás de los disturbios, mientras crecen las manifestaciones en otras ciudades como San Francisco, Chicago y San Antonio.

Este sábado, coincidiendo con los 79 años de Trump, se espera una gran jornada de protestas bajo el lema “No Kings”, en paralelo a un desfile militar en Washington por el aniversario del Ejército. En Los Ángeles, algunos comercios se han preparado para posibles disturbios. “No decimos que las protestas sean malas, pero da miedo cuando uno tiene un negocio que proteger”, dijo un comerciante local a AFP.

En medio de ese clima, Newsom insiste en su rechazo al silencio. “Lo que Donald Trump quiere más que nada es tu obediencia, tu silencio. No se lo des”, dijo en su discurso.

Mientras crece la tensión institucional, Gavin Newsom no solo gobierna un estado: acusa. Y su voz se ha convertido en uno de los principales contrapesos políticos frente a un poder federal que, según él, ha cruzado límites constitucionales y democráticos. En California, la batalla está lejos de terminar.

Con información de AFP