
Elon Musk tiene razón: La ley de Trump hará saltar por los aires el déficit
En el enfrentamiento fiscal, una cosa está clara: Estados Unidos se enfrenta a un gran reto. El déficit podría aumentar en $3 billones en la próxima década.
Cuando Elon Musk calificó de “abominación repugnante” la nueva ley estrella de Donald Trump, algunos pensaron que exageraba. Pero los números confirman su alarma. La One Big Beautiful Bill Act, aprobada por la Cámara de Representantes y ahora en manos del Senado, podría incrementar el déficit de Estados Unidos en hasta 3 billones de dólares entre 2025 y 2034, según cálculos oficiales de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).
El paquete legislativo, una ley ómnibus de más de mil páginas, condensa el ideario económico del presidente Trump: menos impuestos, menos regulación y más gasto en defensa y seguridad fronteriza. El problema, como advierten economistas y empresarios por igual, es que esta combinación no viene con una fuente clara de financiamiento.
El corazón de la ley es el Título XI, bautizado con ironía legislativa como "Comité de vías y medios, The One, Big, Beautiful Bill”. Allí se concentran las medidas fiscales más ambiciosas, incluyendo:
1) La eliminación del impuesto sobre las propinas recibidas por trabajadores del sector servicios.
2) La extensión del crédito tributario por hijos y la deducción estándar.
3) La supresión del impuesto mínimo alternativo (AMT), que evitaba que grandes patrimonios quedaran sin tributar.
4) Nuevas exenciones para pequeños negocios, zonas rurales y contribuyentes que usen los llamados Trump Accounts, un nuevo mecanismo de ahorro personal sin impuestos.
Todas estas disposiciones representan alivios directos a familias y empresas, pero también significan una pérdida de $3,7 billones en ingresos fiscales proyectados en la próxima década, según el informe conjunto de la CBO y el Comité sobre Tributación del Congreso.
Ahorros que no alcanzan
Aunque el proyecto incluye recortes de gasto por $1,3 billones, concentrados en programas como Medicaid, subsidios energéticos y beneficios ambientales, el balance sigue siendo negativo. Peor aún, los propios cálculos de la CBO revelan que el aumento del endeudamiento requerirá $551.000 millones adicionales solo para pagar intereses, elevando el costo total de la ley a $3 billones.
Si se aprueba tal como está, la deuda pública pasaría del 117,1 % al 123,8 % del PIB para 2034, según las proyecciones oficiales.
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“Populismo fiscal”
Elon Musk no está solo. Senadores republicanos moderados como Susan Collins y Lisa Murkowski han advertido que el proyecto es fiscalmente irresponsable. En el otro extremo del espectro, senadores conservadores como Rand Paul critican que no va lo suficientemente lejos en los recortes.
Para Musk, el punto de ruptura fue la incoherencia. Según han relatado varios medios, Musk se quejó, porque la ley establece más gasto en defensa, más incentivos para zonas rurales, más cuentas exentas, pero sin fuentes claras de financiación como aumentar impuestos o al menos un recorte serio en el gasto. Como empresario, teme que esta ley mine la estabilidad financiera del país, aumente los costos de capital y disuada la inversión a largo plazo.
¿Una ley para hacer campaña?
La One Big Beautiful Bill Act no es solo un instrumento legislativo: es también una pieza de campaña. En ella se concentran propuestas llamativas, como declarar libres de impuestos las horas extras y las propinas, o incentivar “Trump Accounts” como símbolo del ahorro patriótico.
Pero el costo de esas medidas es real. Un informe del Penn Wharton Budget Model advierte que si las disposiciones temporales se hacen permanentes —como suele ocurrir— el impacto fiscal podría escalar a $5 billones en la próxima década.
¿Y ahora qué?
El Senado aún debe debatir y votar la ley. La Casa Blanca quiere que se apruebe antes del 4 de julio, con la idea de convertirla en una victoria simbólica para Trump. Pero las divisiones internas en el Partido Republicano y la presión de empresarios como Musk hacen cada vez más incierta su aprobación sin modificaciones.
La disputa está servida: una ley fiscal expansiva en tiempos de alto endeudamiento, defendida por un gobierno que promete crecimiento y eficiencia, pero que podría dejar como herencia una factura impagable. Y al menos en este frente, Elon Musk parece tener la razón.
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