Fila de personas en la Embajada de EE.UU. en Colombia
At the end of January there was tension between the presidents of Colombia and the United States. Several visa appointments were cancelled and rescheduled (Photo by Alejandro Martinez / AFP).

Así obtuve mi visa a Estados Unidos

A pesar de los anuncios del Gobierno, el proceso resultó rápido y sin contratiempos. ¿Por qué?

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La esperada cita con el cónsul de la embajada de Estados Unidos en Bogotá tuvo lugar el pasado 26 de febrero. Mi esposa, mis dos hijas y yo llegamos temprano a la representación consular en Teusaquillo, en la intersección de la Avenida El Dorado con la Carrera 50. No teníamos grandes expectativas: nuestra visa había vencido en 2017 por descuido y falta de recursos. En ese momento enfrentábamos una crisis financiera familiar que relaté en un libro publicado en 2023. Pero esa es otra historia. Lo cierto es que perdimos la visa y dejamos pasar el tiempo.

No volvimos a considerar el trámite hasta 2023, cuando habíamos superado el bache económico y nos entusiasmamos con la idea de viajar en familia nuevamente, como lo hicimos varias veces en la década anterior.

Mi vínculo como turista con Estados Unidos tiene distintas etapas. Mi primer viaje fue en 1999 para cubrir, como periodista, una cumbre del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Washington. En ese entonces trabajaba en el diario La República, y fue mi primera experiencia en un cubrimiento internacional.

Años después, en 2004, volví para reportar sobre una de las rondas de negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos en Tucson, Arizona. Entonces, como ahora, los aranceles eran un punto clave en la relación bilateral.

Una década más tarde, cubrí el lanzamiento de la acción del Grupo Aval en Wall Street. Fue entonces cuando pensé que sería una gran oportunidad para organizar unas vacaciones familiares. La ocasión llegó en 2014, cuando gané el Citi Journalistic Excellence Award, que incluía una semana en la Universidad de Columbia. Como mi pasaje estaba cubierto, decidimos que mi familia me acompañara y extendimos el viaje por una semana adicional.

Ese primer viaje juntos nos dejó muchos recuerdos, incluido un momento que jamás olvidaremos: el 16 de junio de 2015, mientras disfrutábamos nuestros últimos días en Nueva York, Donald Trump lanzó su candidatura a la presidencia. Una imagen que, sin saberlo, marcaría el futuro político del país.

Luego regresamos a Estados Unidos en un par de ocasiones más: a Miami durante el Black Friday y a Chicago en 2016 para celebrar nuestros 20 años de casados.

En 2017, nuestra situación financiera cambió y dejamos vencer la visa. No volvimos a hablar del tema hasta hace un par de años.

Una larga espera

Dejar vencer la visa es un mal negocio: implica comenzar el proceso desde cero. Sin embargo, el gobierno estadounidense conserva todos los registros migratorios de quienes han visitado el país, lo que, en nuestro caso, pudo haber facilitado la renovación.

En 2023, retomamos el tema y en agosto completamos el registro en línea. La cita nos fue asignada para octubre de 2025. Intentamos reprogramarla revisando constantemente la página web, pero sin éxito. Eventualmente, dejamos de insistir.

Para 2024, el panorama político había cambiado: Trump había sido reelegido, y la relación con Colombia atravesaba momentos tensos debido a la negativa del presidente Gustavo Petro de recibir migrantes ilegales deportados desde EE. UU. Pensamos que este impasse complicaría aún más los trámites de visa.

Pero, inesperadamente, a mediados de febrero recibimos un correo ofreciendo la posibilidad de adelantar nuestra cita. Inmediatamente ingresamos al sistema y conseguimos un turno anticipado.

Un proceso más ágil de lo esperado

La primera cita, el 21 de febrero, fue en el Centro de Servicio al Aplicante (CSA). Las largas filas evidenciaban que no éramos los únicos en el proceso.

El 26 de febrero asistimos a la entrevista consular. En menos de hora y media, nos aprobaron la visa a mi esposa, mis hijas y a mí.

El trámite de la visa B1/B2 resultó más rápido de lo previsto, mientras que la política migratoria contra la inmigración ilegal se endurece. La apuesta por la migración legal tiene sentido: aunque el turismo ha mostrado una recuperación y más de 70 millones de visitantes llegan al país, las cifras aún no alcanzan los niveles previos a la pandemia.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta hoy Estados Unidos es su déficit externo, que ya supera los 1,1 billones de dólares. Un repunte en el turismo podría ser una pieza clave para aliviar esta presión económica.

La facilidad con la que obtuvimos nuestra visa sugiere un mensaje claro: Estados Unidos quiere atraer más turistas para enfrentar su complejo panorama financiero.

¿Funcionará esta estrategia? Solo el tiempo lo dirá.