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No se toleran los niños

Las escuelas públicas de Philadelphia son conocidas como lugares violentos. Resaltan incidentes individuales, particularmente los ataques de estudiantes contra…

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Carlos Pérez recogió a su hijo Carlos después de su día de estudios en el quinto grado en la escuela H.R. Edmunds.

Las escuelas públicas de Philadelphia son conocidas como lugares violentos.

Resaltan incidentes individuales, particularmente los ataques de estudiantes contra profesores. Pero es fácil olvidarse que las escuelas están llenas de niños.

“Para nosotros fue como vivir una pesadilla”, dijo Carlos Pérez sobre la situación que vivió su hijo de 10 años y que se llama igual que él.

A pesar de no tener problemas previos de comportamiento, su hijo casi fue expulsado de la escuela Henry R. Edmunds por supuestamente agredir a una profesora.

“Me sentí muy mal”, dijo Carlos. “Yo no hice nada”.

Carlos hijo entró en un forcejeo con otro estudiante durante un simulacro de incendio en octubre del año pasado. Una maestra lo tomó por la sudadera para separarlo del otro niño.

Cuando Carlos intentó soltarse de la maestra, su acción se consideró una agresión en contra de un profesor.

De acuerdo a la política de cero tolerancia del Distrito Escolar, un estudiante que agrede a un profesor debe ser expulsado, y así fue con Carlos.

El Distrito tomó la decisión de expulsar al niño de la escuela Edmund y transferirlo a una escuela alternativa.

“Sentíamos que nos estaban estropeando [sic]”, dijo Pérez.

Los padres acudieron a la Concejal María Quiñones Sánchez, quien los ayudó a hablar con el director de la escuela.

“Están en una zona en donde el número de latinos en las escuelas públicas ha aumentado mucho”, dijo la Concejal. “A veces no hay un equipo de trabajo que pueda traducir entre los padres y los directores, también hay diferencias culturales que no se entienden.”

Así se llegó a un acuerdo con la escuela, y Carlos permaneció ahí hasta su audiencia con la Comisión para la Reforma Escolar (SRC), organismo que revisa los casos de expulsión.

La SRC revocó su expulsión, decidiendo que Carlos debería permanecer en la escuela.

Además de enfrentar la posibilidad que su hijo fuera expulsado, la familia de Carlos aprendió lo que estaba pasando en un idioma que no entendían.

“Todo fue en inglés, nunca me buscaron un intérprete”, contó Pérez. “No queremos que le pase esto a otros padres”, dijo.

Carlos hijo ahora sigue estudiando en quinto grado en la escuela Edmund. Su clase favorita es matemáticas y cuando sea grande quiere ser matemático o jugador de béisbol.