Al Green, R-Texas, points his cane at President Trump
El representante de Texas Al Green fue expulsado del pleno legislativo por abuchear al presidente Donald Trump. (Foto de Win McNamee / POOL / AFP)

Unamuno-Green, Trump-Astray: un posible paralelismo

"Vencerán, pero no convencerán", dijo el famoso filósofo español en 1936, señalando que tener poder no significa tener la razón.

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El 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno pronunció una de las frases más icónicas de la resistencia intelectual frente al autoritarismo. Ante un auditorio hostil y bajo la mirada del general Millán-Astray, fundador de la Legión Española, el pensador español dejó claro que el uso de la fuerza y la victoria en el campo de batalla no equivalen a la razón ni al consenso: "Venceréis, pero no convenceréis". Su afirmación desnudaba una verdad incómoda para los regímenes que buscan imponer una idea de unanimidad absoluta: el poder se puede ejercer, pero no necesariamente se gana la convicción de la sociedad.

Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno, Spanish philosopher.

El 4 de marzo de 2025, en Washington D.C., una escena similar se repitió con matices contemporáneos. Durante un discurso de Donald Trump ante el Congreso, el representante demócrata por Texas, Al Green, se levantó y gritó: "¡Usted no tiene un mandato!". Acto seguido, fue escoltado fuera del recinto por el sargento de armas de la Cámara. Su interrupción no fue un acto de mera protesta; fue un recordatorio de que el regreso de Trump a la Casa Blanca no significa que su liderazgo sea universalmente aceptado ni que su victoria represente a toda la nación.

El paralelismo entre Unamuno y Green radica en su papel como voces disidentes en contextos donde el poder intenta presentarse como unánime e indiscutible. En 1936, el franquismo naciente usaba la retórica del destino histórico para justificar su dominio y eliminar cualquier rastro de oposición. Millán-Astray, símbolo del fervor militarista, reaccionó al desafío de Unamuno con la infame exclamación "¡Viva la muerte!", sintetizando la lógica de una dictadura que despreciaba la intelectualidad y el pensamiento crítico.

En 2025, la administración de Trump ha operado bajo una lógica similar. Obviamente no es una dictadura; hablamos de un régimen democrático. Pero desde su regreso al poder el 6 de enero, el expresidente ha actuado con la convicción de que su victoria equivale a un mandato absoluto. Sus discursos, sus políticas y su relación con el Congreso reflejan la creencia de que "su mandato" goza de un carácter "incontrovertible", sin espacio para la disidencia legítima. Green, al interrumpir su discurso, hizo visible lo que muchos estadounidenses sienten: Trump puede haber ganado la presidencia, pero no ha convencido a toda la nación de que su liderazgo es incuestionable.

Vencer, pero no convencer

El problema del poder basado en la fuerza o en la imposición es que, a largo plazo, no genera consenso genuino. Unamuno lo entendió en su tiempo, y Green lo expresa hoy. La frase "Vencerán, pero no convencerán" encapsula la idea de que el control político no garantiza la hegemonía cultural o ideológica. Millán-Astray y Trump comparten la visión de un liderazgo incuestionable, basado en la sumisión de la oposición. Sin embargo, la historia demuestra que las sociedades son más complejas de lo que el autoritarismo quiere admitir.

En la España franquista, la represión garantizó la estabilidad del régimen por décadas, pero nunca logró borrar la disidencia. En los Estados Unidos de 2025, la resistencia política e intelectual sigue viva, y la interrupción de Green es solo un reflejo de un país dividido. Trump puede haber regresado a la Casa Blanca, pero no ha convencido a todos de su legitimidad. Menos si tenemos en cuenta que es el primer presidente en ejercicio condenado en la historia americana.

Su gobierno, como el franquismo en sus inicios, enfrenta una realidad incómoda: la unanimidad es una ilusión construida desde el poder, pero no necesariamente reflejada en la sociedad.

Unamuno fue silenciado y murió en arresto domiciliario meses después de su célebre discurso. Green, en cambio, aún tiene la posibilidad de seguir alzando la voz. La diferencia entre ambos contextos radica en la fortaleza de las instituciones democráticas. Sin embargo, la pregunta sigue vigente: ¿puede una democracia resistir cuando su líder actúa como si el mandato fuera absoluto? El tiempo dirá si Estados Unidos logra evitar el destino de aquellas sociedades que confundieron la victoria con el consenso unánime y la imposición con la convicción. ¿Convencerán?