
Habemus papam y es estadounidense
El nuevo sumo pontífice nació en Chicago y su familia tiene ascendencia española. Tiene cercanía con comunidades latinas.
El humo blanco volvió a alzarse sobre el cielo de Roma. La Iglesia Católica tiene un nuevo pontífice y su nombre es Robert Prevost y llevará como nombre pontificio León XIV.
Miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro estallaron en aplausos, cantos y lágrimas cuando la chimenea de la Capilla Sixtina anunció con humo blanco que el cónclave había concluido. La elección se dio en el segundo día de deliberaciones, tras varias rondas de votación por parte de los 133 cardenales reunidos desde el miércoles.
“Habemus Papam”, serán las palabras que en breve anunciará desde el balcón el cardenal protodiácono, marcando la presentación formal del nuevo papa al mundo. Aún se desconoce el nombre elegido y el perfil exacto del nuevo líder espiritual de los más de 1.400 millones de católicos en el mundo.
“Es una experiencia única en la vida”, dijo emocionada Rita Canale, una romana que acudió a la plaza con su hija de 8 años. Bruna Hodara, llegada desde Brasil, resumió el entusiasmo general mientras grababa la escena con su teléfono: “Habemus papam, woooo!”
Un momento histórico y desafiante
El nuevo papa sucede a Francisco, el primer pontífice latinoamericano, fallecido el mes pasado tras 12 años de liderazgo marcados por su defensa de los migrantes, el medioambiente y una apertura pastoral que incomodó a los sectores más conservadores.
La elección ocurre en un momento complejo para la Iglesia: persisten los escándalos de abusos, las tensiones internas entre visiones progresistas y tradicionalistas, el desafío de atraer fieles en Occidente y la necesidad de fortalecer su voz moral en un mundo fragmentado por conflictos y nacionalismos.
Antes del inicio del cónclave, el decano Giovanni Battista Re urgió a los cardenales a escoger a alguien “capaz de proteger la unidad de la Iglesia” y liderar en este “difícil y complejo punto de inflexión de la historia”.
CONTENIDO RELACIONADO
El nuevo pontífice deberá asumir también el reto de gobernar la Curia romana, lidiar con crisis financieras internas y decidir si profundiza las reformas de su antecesor o da un giro doctrinal.
Una elección global
La elección se realizó en medio de un secretismo absoluto, como dicta la tradición. Bajo pena de excomunión, los cardenales no pueden revelar detalles del proceso. Solo el humo —negro o blanco— comunica el avance de la votación al mundo.
El cónclave de 2025 ha sido el más grande y diverso en la historia de la Iglesia: 133 cardenales de 70 países, muchos de ellos nombrados por Francisco. Pero eso no garantizaba continuidad. El dilema estaba planteado: ¿elegir un pastor cercano a los fieles o un diplomático hábil en la política vaticana? ¿Un reformista o un custodio estricto de la doctrina?
Como marca la tradición, tras la elección, el nuevo papa se retiró al “Cuarto de las Lágrimas”, donde suele dar rienda suelta a la emoción y vestir por primera vez la sotana blanca. Luego regresó a la Capilla Sixtina para recibir la obediencia de los cardenales y, próximamente, se presentará ante el mundo desde el balcón de la basílica.
Allí impartirá su primera bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo), y en los próximos días encabezará la misa de inauguración de su pontificado, con la presencia de líderes políticos y religiosos de todo el mundo.
Mientras tanto, el mundo espera. Un nuevo capítulo comienza en la historia de una Iglesia de 2.000 años, que vuelve a mirar hacia el futuro desde el corazón del Vaticano.
Con información de AFP
DEJE UN COMENTARIO:
¡Únete a la discusión! Deja un comentario.