
Tesla a merced de Trump
Las acciones se dispararon tras la victoria de Trump y el protagonismo de Musk en la nueva Administración. Ahora se desploma en medio de su agria disputa.
Tesla enfrenta un año turbulento. No solo por sus decepcionantes resultados financieros del primer trimestre de 2025, sino por el daño colateral de una batalla política que amenaza con afectar su valor a largo plazo. La ruptura entre Elon Musk y el presidente Donald Trump —quienes hasta hace poco eran aliados estratégicos— ha costado miles de millones en capitalización bursátil y ha sumado incertidumbre al presente de la automotriz.
La acción de Tesla subió como espuma tras la victoria electoral de Trump en noviembre de 2024, impulsada por el entusiasmo del mercado y por el rol protagónico que jugó Musk en la campaña, donde respaldó públicamente la agenda de desregulación, eficiencia estatal y expansión de la energía nuclear. Pero desde entonces, las acciones han caído sostenidamente, y se desplomaron aún más tras el estallido público entre ambos.
Primer trimestre decepcionó
En el primer trimestre de 2025, Tesla reportó ingresos por $19.340 millones, por debajo de los $21.350 millones esperados por Wall Street. Las ganancias por acción fueron de $0.27, muy lejos de los $0.41 proyectados. Las entregas de vehículos cayeron 13% interanual, y los ingresos automotrices disminuyeron 20 %.
Algunos analistas atribuyeron la caída en ventas como una forma de castigo por parte de ciudadanos en diferentes partes del mundo por el rol de Musk en un gobierno con una política agresiva contra los inmigrantes y contra otros países, tradicionalmente socios comerciales de Estados Unidos.
La ruptura que movió los mercados
Pero ahora vino la gota que rebozó la copa: Musk y Trump rompieron su relación y se apartaron en medio de una agria disputa. El punto de quiebre fue la aprobación en la Cámara de Representantes de la One Big Beautiful Bill Act, la ley fiscal insignia de Trump, que entre otras cosas elimina subsidios clave para vehículos eléctricos y prioriza incentivos para combustibles fósiles, zonas rurales y el complejo militar-industrial. Musk reaccionó con dureza: calificó la ley como una “abominación repugnante” y advirtió que dispararía el déficit fiscal de Estados Unidos.
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Trump no tardó en responder. Insinuó públicamente que el gobierno federal debería revisar contratos con las empresas de Musk —incluyendo Tesla y SpaceX—, y sus aliados comenzaron a presionar por auditorías y nuevos requisitos regulatorios.
La consecuencia inmediata fue bursátil: las acciones de Tesla cayeron un 14,3 % en un solo día, borrando $150.000 millones de valor de mercado. Desde el máximo posterior a las elecciones, cuando la empresa alcanzó una capitalización de $1,42 billones, el valor de mercado se ha reducido en $470.000 millones, es decir, un 33 %. Al 6 de junio de 2025, la capitalización bursátil ronda los $950.000 millones.
Riesgo político
A diferencia de crisis anteriores —asociadas a problemas productivos, recall de vehículos o competencia en China— esta vez la causa principal es la política. Lo que parecía una alianza entre dos símbolos del poder económico y tecnológico terminó en guerra abierta. Y eso preocupa a los inversionistas.
Musk, además, ha perdido apoyo en algunos sectores que veían en él una figura pragmática. Hoy, su pelea con Trump lo muestra vulnerable a los vaivenes del poder político, en un momento en que Tesla enfrenta presión competitiva, caída en sus márgenes y menores expectativas de crecimiento.
¿Hay salida?
Algunos analistas, creen que una reconciliación con Trump aún es posible y que eso aliviaría la presión sobre el precio de la acción. Pero otros advierten que la relación ha quedado rota y que Tesla deberá buscar nuevos caminos para recuperar la confianza del mercado.
Por ahora, la historia es clara: una empresa que creció al calor de la innovación y la cercanía con el poder, ahora está atrapada en la lógica impredecible del enfrentamiento político. Y esa no es una buena señal para el largo plazo.
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