
Las Llamas y el Hambre están Matando a los Niños Palestinos
Los niños se mueren de hambre, el embajador de los pueblos palestinos en la ONU rompe de llanto por la hambruna además las madres lloran por perder a sus hijos.
Gaza 2025: El llanto de un embajador y el grito silenciado de los niños
En la sala solemne de las Naciones Unidas, el embajador de la Misión Permanente de Observación de Palestina, Riyad Mansour, rompió en llanto. No por diplomacia ni estrategia, sino por desesperación. Su voz se quebró mientras relataba al mundo cómo más de 1.300 niños han sido asesinados, alrededor de 4.000 han resultado heridos, y docenas mueren de hambre cada semana en Gaza, atrapados en un asedio que ha convertido la franja en una prisión sin pan ni esperanza.
Desde marzo de 2025, Israel impuso un bloqueo total, impidiendo la entrada de alimentos, agua y medicinas. Aunque recientemente se autorizó el paso limitado de ayuda, las cifras siguen siendo escalofriantes: el 100% de la población enfrenta inseguridad alimentaria, y más de 244.000 personas se encuentran en fase de hambruna catastrófica, según el último informe de la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria (IPC).
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió que sus reservas se agotaron tras semanas sin acceso humanitario. En Deir al-Balah, cientos de personas desesperadas irrumpieron en un almacén del PMA buscando comida. La estampida dejó dos muertos y varios heridos. Mientras tanto, las madres en Gaza ya no tienen qué ofrecer a sus hijos.
En hospitales colapsados, los médicos intentan salvar a niños esqueléticos sin los insumos básicos. Las escenas son devastadoras: madres abrazando los cuerpos inertes de sus pequeños, acariciando su cabello, susurrándoles palabras de amor y pidiéndoles perdón por no haber podido darles de comer. “¿Cómo se explica a una madre que su hijo murió no por una bala, sino por un vacío en el estómago?”, preguntó entre lágrimas el embajador Mansour ante la ONU.
La comunidad internacional observa, pero la ayuda es insuficiente. El nuevo sistema de distribución de alimentos, respaldado por Israel y Estados Unidos, ha sido duramente criticado por su ineficiencia y por excluir a organizaciones humanitarias clave como la ONU y la UNRWA.
Esta no es solo una crisis humanitaria. Es una tragedia moral. Un genocidio silenciado. Cada niño que muere por falta de comida representa un fracaso colectivo. La historia juzgará no solo a los responsables, sino también a quienes callaron ante este sufrimiento. Hoy, los niños de Gaza no necesitan discursos: necesitan comida, atención médica y protección inmediata.
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