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Neurodivergent.
La educación superior también puede resultar difícil para quienes son la primera generación universitaria y no están acostumbrados al sistema. Crédito de la foto: GettyImages.

Aproximación a estudiantes neurodivergentes

Vea cómo Landmark College y Chestnut Hill College trabajan en la promoción de la equidad para todos.

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Ser neurodivergente significa tener diferencias que afectan el funcionamiento del cerebro. Con puntos fuertes y retos, a veces puede ser difícil para los estudiantes en  esas condiciones adaptarse a la educación superior. Teniendo en cuenta un sistema educativo en el que todo el mundo tiene que encajar, las personas que aprenden de forma diferente fácilmente quedan por fuera.

El Landmark College, en Vermont, y el Chestnut Hill College, en Pensilvania, se han comprometido a cambiar la forma en que se aborda la educación neurodivergente en el país. Ambas instituciones no exigen a los estudiantes que presenten un diagnóstico específico. Entienden que no todos pueden permitírselo; en su lugar, las diferencias de aprendizaje documentadas pueden proceder de los orientadores y otros educadores.

COLEGIO LANDMARK

Centrado exclusivamente en los estudiantes que aprenden de forma diferente, Landmark inicialmente ofrecía apoyo de tutoría a quienes necesitaban algunas habilidades y cierta preparación para asistir a la universidad. Ahora, la institución está acreditada por la Comisión de Educación Superior de Nueva Inglaterra (NECHE) y ofrece programas de diplomado y licenciatura en artes liberales y ciencias.

También han diversificado el grupo de estudiantes que reciben. Se centraban principalmente en las dificultades de aprendizaje del idioma. Hoy, tienen estudiantes con TDAH, autismo y otros retos de la función ejecutiva.

En Landmark, los estudiantes no tienen que autoidentificarse en cada aula a la que acuden. El modelo de la institución pretende construir una comunidad en la cual los estudiantes puedan verse a sí mismos como personas de éxito que pueden ser y ofrecerles oportunidades para lograrlo.

“Parte de lo que empezamos a ver fue que los estudiantes apreciaban poder estar en una institución que les reconociera y valorara por lo que eran, viera sus puntos fuertes y no solo sus debilidades y retos”, afirma Gail Gibson Sheffield, vicepresidenta de Asuntos Académicos.

El programa educativo de Landmark agrupa las necesidades que piden los estudiantes, y la institución se enorgullece de su modelo de educación personalizado. Como utiliza un enfoque basado en los puntos fuertes, la comunicación entre el equipo de apoyo académico, el profesorado y los estudiantes es clave.

“Una vez que entras por la puerta, el diagnóstico sale por la ventana”, afirma Gibson Sheffield. Cuenta que “lo que queremos hacer es dejar que el estudiante sea el centro de su propia autorreflexión e identifique lo que funciona mejor para él y lo que no”.

Alrededor del 9 % de los estudiantes de Landmark son Latinx. Gibson Sheffield explicó cómo la superposición de culturas —especialmente si son universitarios de primera generación o provienen de comunidades minoritarias— puede ser un desafío extra para los estudiantes neurodivergentes.

“La interseccionalidad entre los estudiantes que son neurodivergentes y que también provienen de diferentes culturas tiene diferentes perspectivas sobre lo que significa ser neurodivergente”, añadió.

COLEGIO DE CHESTNUT HILL

Fundado como colegio para mujeres cuando estas no podían acceder a la educación, la misión del Chestnut Hill College es la inclusión. 

Para Laura K. Sibbald, directora asociada del Centro de Accesibilidad y Servicios de Aprendizaje de la institución, los estudiantes neurodivergentes han sido una comunidad marginada en la educación superior durante años, y ella ha estado trabajando en iniciativas para cambiar este escenario. 

En el verano del 2022, Landmark creó un Programa Universitario de Neurodiversidad (programa de grado). En el otoño del 2023, se pondrá en marcha el Programa de Habilidades para la Vida, a través de la Carrera (LSC) de Neurodiversidad.

Sibbald se centra no solo en crear programas especiales para ellos, sino también en promover un entorno inclusivo, en el cual cualquier lugar al que vayas sea un terreno neurodivergente. “La mayoría de las universidades se centran en la mera planificación de adaptaciones, como dar más tiempo para entregar los trabajos. Sin embargo, los investigadores han demostrado que, para tener éxito si eres neurodivergente, necesitas un enfoque de transición con múltiples indicaciones”, explicó.

La forma en que la institución aborda las necesidades particulares de cada estudiante es creando un entorno seguro en el que pueda confiar.

Sibbald explicó que quería que el papeleo para inscribirse en el programa fuera afirmativo, por lo que desarrolló un material en el cual se pregunta a los estudiantes sobre funciones ejecutivas, vida independiente, interacciones sociales y bienestar emocional.

“Los estudiantes me dijeron que habían tenido una experiencia positiva rellenando el formulario porque no se les preguntaba sobre cosas que hacían mal o en las que eran malos”, añadió.

Sibbald cree que la accesibilidad ha quedado fuera de la conversación desde que la Casa Blanca publicó su orden ejecutiva sobre diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad (DEIA). Cree que iniciativas como la de los estudiantes neurodivergentes de Chestnut Hill inician la conversación sobre la accesibilidad de una forma más amplia que la meramente física, la accesibilidad general del contenido y el material.

Según Sibbald, “estamos impulsando las conversaciones y creo que cada vez vemos a más gente empoderada por las historias de los neurodivergentes”.