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Una selva verde y frondosa llena de volutas de humo es para muchos un tipo de pipa de la paz. Photo: Reuters
Una selva verde y frondosa llena de volutas de humo es para muchos un tipo de pipa de la paz. Photo: Reuters

Un Edén de cannabis junto al Senado de México

En paralelo a la lucha contra el narcotráfico, la campaña por la legalización de la marihuana en México sigue viento en popa. ¿Contradicción o parte de la…

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La cosecha ya ha dado su fruto, ¡y qué fruto! Enormes plantas de marihuana se alzan en el que ya parece ser el jardín del cannabis de México DF, ubicado justamente al lado del edificio del Senado.

Desde que el pasado febrero los activistas pro-cannabis plantaron semillas en este jardín son muchos los fumadores que acuden a él huyendo del mundanal ruido y la amenaza de la pandemia, y por qué no, para “liarse” unos porros sin temor a que los arresten.

"Poder fumar aquí (en el jardín) en libertad es muy importante para mí", le dijo a Reuters Marco Flores, un barista sentado apaciblemente en un banco con vistas al edificio del Congreso.

"Ya no salgo a la calle con miedo".

Aunque la Corte Suprema de Justicia dictaminó que las leyes que prohíben el uso marihuana son inconstitucionales, no existe a día de hoy un proyecto de ley que legalice su consumo en México y los “fumadores” aún pueden ser legalmente perseguidos. Sin embargo, la policía no parece muy interesada en el “Jardín de María” y sus cuidadores lo dirigen tomando medidas de seguridad anti COVID, con entradas de personas durante 30 minutos.

"Es estupendo que hayan abierto un espacio para las personas que están abiertas a nuevas experiencias, o que quieren averiguar un poco sobre este tema", declaró otro fumador a Reuters. "Pueden venir y comprobarlo".

Si bien la mayoría se lo toma como un reducto de libertad en medio del caos generalizado, hay incluso quien piensa, como el activista cannábico José Ribera, que este jardín es una herramienta para educar y ofrecer “derechos humanos”.

"Queremos (los legisladores mexicanos) que comprendan que estamos fumando tranquilamente y que no somos un riesgo para nadie", dijo. "Basta de maltratos".

La cruz del narcotráfico

Todo ello ocurre en un momento en que México enfrenta una doble pandemia, la vírica y el narco, que aún siega numerosas vidas en el país. Tanto que, según datos de Quinto Elemento Lab, a finales de 2019 había por identificar en las morgues mexicanas casi 39.000 cuerpos. 

Organizaciones formadas por familiares de desaparecidos como Rastreadoras del Fuerte, en Sinaloa, con la que habló Al Dia News, siguen buscando a sus “tesoros” perdidos en cerros y hondonadas con la escasa ayuda que les brinda el gobierno, incapaz de frenar esta espiral de crímenes producto de la guerra del narcotráfico. 

Ahora bien, ¿puede ser de ayuda la legalización del consumo de marihuana en la lucha contra el tráfico de otro tipo de estupefacientes mucho más nocivos y que son un sembradero de violencia?

Mientras que la titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) Olga Sánchez Cordero defendía el uso lúdico del cannabis en detrimento de otras drogas sintéticas en una entrevista y bromeaba acerca de una “plantita” que le había regalado un senador e iba a plantar en su jardín “deseando fervientemente que la ley ya se apruebe”, el periodista y escritor mexicano Jesús Lemusen declaraba a Infobae:

“La legalización de la marihuana no ayuda a disminuir el problema (de narcotráfico). Por cada kilogramo de marihuana que el narcotráfico trasiega en el país está trasegando por lo menos 20 kilos de cocaína. Es decir, no tiene caso que legalicen la droga más blanda y de menos consumo, cuando realmente el gran problema del narcotráfico o de las utilidades del narcotráfico se encuentran radicadas en la cocaína o el fentanilo u otras drogas sintéticas. Esa legalización es de risa, no va a ayudar en nada contra el narcotráfico. Puede haber algún otro beneficio social por supuesto, como fines lúdicos, hay quien la consume por placer, pero para efectos del narcotráfico no tiene para mí ningún impacto”, concluyó. 

En tanto, en el “Jardín de María”, justo al lado del Senado, una selva verde y frondosa llena de volutas de humo es para muchos un tipo de pipa de la paz.

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