
El movimiento "Me Too": se sigue haciendo justicia
El nuevo veredicto contra Harvey Weinstein reafirma que algo no iba bien en Hollywood para las mujeres.
El movimiento “Me Too” no fue un destello pasajero. A pesar del tiempo transcurrido y de los intentos por debilitar su legitimidad, esta ola de denuncias sigue mostrando resultados concretos. El miércoles, un jurado en Manhattan encontró culpable a Harvey Weinstein de agresión sexual en primer grado, en el segundo juicio que se realiza en Nueva York contra el exproductor de Hollywood. La información fue reportada por The New York Times, medio que en 2017 publicó por primera vez las acusaciones contra Weinstein y ayudó a detonar un cambio cultural sin precedentes.
Weinstein fue declarado culpable de un delito sexual criminal contra Miriam Haley, una exasistente de producción, por hechos ocurridos en 2006. En el mismo juicio, fue absuelto de una segunda acusación y el jurado no logró llegar a una decisión sobre una tercera denuncia, por lo que deberá continuar deliberando. La condena, aunque parcial, es contundente: Weinstein podría enfrentar hasta 25 años de prisión, según reportó The New York Times.
Este nuevo fallo judicial ocurre más de cinco años después de la primera condena en su contra, que fue anulada el año pasado por errores procesales. Frente a esa revocatoria, la fiscalía de Manhattan —ahora bajo el mando de Alvin Bragg— decidió reabrir el caso, sumando una nueva acusación formal y evitando los errores legales que, en 2020, permitieron la inclusión de testimonios por actos no imputables.
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La estructura del nuevo juicio fue distinta, pero la historia fue reconocible: mujeres jóvenes, vulnerables ante el poder de un productor influyente, abusadas bajo promesas de éxito en la industria. Los testimonios de Haley, Jessica Mann y Kaja Sokola —todas aspirantes en el mundo del cine o la moda— expusieron nuevamente cómo Weinstein usó su posición para someterlas. En palabras de The New York Times, el caso fue presentado como el de “un ejecutivo con pocos límites en lo que creía que podía hacer”.
Weinstein, recordemos, fue también señalado por la actriz mexicana Salma Hayek, quien describió en una columna para The New York Times los abusos y el acoso que sufrió durante el rodaje de la película Frida. Su testimonio fue uno de los más impactantes por la crudeza de los detalles y por la valentía de una actriz latina enfrentando al hombre más poderoso de Hollywood en su momento. Aunque el caso de Hayek no formó parte de los procesos judiciales, su voz fue parte esencial del movimiento que logró llevar a Weinstein a los tribunales. Hoy, ese proceso continúa.
El nuevo juicio no estuvo exento de tensiones. Según The New York Times, los jurados discutieron acaloradamente durante cinco días, al punto de gritarse y amenazarse entre sí. Aun así, lograron emitir un veredicto condenatorio en uno de los tres cargos, y deberán regresar para seguir deliberando sobre el caso de violación denunciado por Mann. Haley, por su parte, agradeció públicamente la decisión del jurado: “Es un alivio por todas partes. Estoy feliz de haberme presentado, a pesar de las tácticas de intimidación de la defensa”.
Para quienes pensaron que el tiempo diluiría el impacto del movimiento “Me Too”, este fallo representa una respuesta clara. A pesar de los recursos judiciales, de los tecnicismos y de las campañas para desacreditar a las víctimas, la justicia sigue avanzando. Cada testimonio contado en una sala de audiencias es también un eco del coraje de muchas otras mujeres que no pudieron hacerlo. Y cada sentencia reafirma que, aunque imperfecta y lenta, la justicia aún puede llegar.
El caso Weinstein no ha terminado, pero su impacto ya es irreversible.
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