Las semana pasada tuve el privilegio de visitar 4 de las compañias más grandes que dominan con una sombra gigantesca el espacio digital en el mundo, desde Social Media, a motores de búsqueda, a video a desarrollo de productos.

Facebook, LinkedIn, Google y Youtube (propiedad de Google), en ese orden.

Experiencias extraordinarias, no es necesario decir, estar ahí para aprender de primera mano la cultura de cada una de las compañías, los procesos que las guían, y, por supuesto, conocer a las gente real y muy brillante que trabajan dentro de ellas.

Por aquellos que estamos en el campo de batalla tratando de descubrir cómo reinventar el periodismo en la primera parte del siglo XXI —después del terremoto devastador producido por la tecnología producida por estos gigantes, que demolió de un golpe la arquitectura pacientemente construida en un siglo de evolución de medios en Norteamérica— fue refrescante ver que, aún en medio de la supuesta devastación, todavía queda mucha esperanza.

Excelencia en Periodismo, Calidad de Contenidos, fuentes creíbles de información, lectores y audiencias comprometidas con ellas, todavía es el valor buscado con renovado interés por parte de estas compañías gigantescas que, por su cuenta, han comenzado a buscar por socios que en el campo del medios de noticias y periodismo serio estén haciendo el mejor trabajo, desde el nivel local al nacional, a través del país o de todo el mundo.

“Facebook Journalism Project,” “Google News Initiative,” y el  “YouTube Innovation Fund,” con millones de dólares ya comprometidos, son solo evidencia que, a pesar de todos los demoledores cambios que pusieron a los medios de comunicación de rodillas, los principios fundamentales que los crearon, hace siglos, permanecen los mismo.

“El contenido es rey” es la expresión usada más a menudo en el espacio comercial de los medios.

Aquellos de nosotros que empezamos en el lado equivocado de la ecuación en los medios de prensa, en el ‘playground’ de una sala de redacción, lo preferimos llamar de otra manera:

El discreto encanto del periodismo.

Ese periodismo que es importante para el negocio, pero, más aún, para la supervivencia de la sociedad democrática en que vivimos.

No es sorprendente, entonces, por qué los padres fundadores de la nación, reunidos aquí en Filadelfia, escogieron proteger esa virtud cívica y esa actividad intelectual con la primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.