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Ojo con "Usted", "don" y "doña" en zonas dominicanas

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Tres términos muy usados en República Dominicana para identificar a extraños y mostrar respeto o admiración -"usted", "don" y "doña"- se convierten, en ocasiones, en elementos de discordia, ya que no todos, ni todas, aceptan que se les llame así.

El mayor de estos rechazos se da entre el sexo femenino, según consideraron estudiosos de la conducta humana y comerciantes de Santiago (norte), la segunda ciudad dominicana.

Aunque la mayoría de las personas lo hace por respeto y para mantener la distancia circunstancial de un individuo a otro, los términos "señora" y "doña", son motivo de controversia entre las personas a las que se dirige esos tratamientos.

El psicólogo Germán Genao, al analizar la situación, dijo a Efe, que en materia de edad, las personas, sobre todo muchas mujeres dominicanas, profesan un antagonismo "histórico" con relación a su apariencia y edad real.

Genao se refirió a los "subterfugios" que se emplean ante esta circunstancia, muy extendidos entre mujeres "que recurren a un uso excesivo de los cosméticos con la excusa de evadir términos" como doña o señora.

Según dijo, en ciertos casos el complejo comienza a sentirse desde los 30 años y se agrava entre las que no se han casado ni tienen hijos, debido a la presión social de que son víctimas, incluso en su propio entorno familiar.

Subrayó que hay personas que desde que superan los 35 años consideran que se le encasilla en el segmento de los que empiezan a envejecer y comienzan a escuchar los términos doña, don, señora y señor para dirigirse a ellos.

El sociólogo e historiador Ramón Cabral afirma que ese complejo es extensible a muchos hombres, sobre todo cuando pasan de los 35 años de edad.

Junto a estas expresiones se observa un elevado rechazo al tratamiento de "usted" y entre los hombres también se registra un cierto rechazo a las mismas, aunque en menor proporción que en las mujeres.

El presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Santiago, el principal foco comercial de la ciudad, Carlos Lora, dijo que el uso de estos pronombres, que se consideran nobles, muchas veces tienen un efecto no deseado, ya que alejan a los clientes.

"Hay mucho complejo con eso (...) yo aconsejo a los comerciantes que nunca llamen a sus clientes señora, doña, señor o don, y que utilicen menos el usted y apliquen más el tú, porque muchas personas que van a comprar se sienten mal y no vuelven", opinó.

Agregó que "a los clientes hay que mantenerlos y por cosas tan insignificantes no nos podemos dar el lujo de perderlos".

Lora estimó que lo recomendable sería llamar a las clientas hermana, amiga, vecina, bella, comadre o primas, y sus equivalentes en masculino para identificar a hombres.

En el caso de los varones, añadió otros como patrón, socio y maestro.

La educadora Ramona Martínez, de 54 años, admitió a Efe que hasta hace cuatro años, cuando la llamaban doña o señora se deprimía y en muchas ocasiones terminaba insultando a quienes lo hacían.

"Cuatro años atrás, con 50 años, tres hijos y dos nietos muy pequeños, rechazaba que me dijeran doña y señora", aunque finalmente admitió el uso de estos vocablos apelativos.

"Por fin, a mis 54 años ya reconocí mi realidad y por eso las cosas del pasado las estoy echando al cesto y las vivencias actuales las guardo para la reflexión y para seguir viviendo", indicó. 

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