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El Dilema del Partido Demócrata

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Barack Obama ha ganado la mayoría de delegados electos, Hillary
Clinton dice tener más voto popular, los "superdelegados" no acaban de
decidirse y todavía no está claro qué pasará con las votaciones de
Florida y Michigan.

Ese es el berenjenal en el que se encuentra el Partido Demócrata, víctima en gran medida de sus propias y complicadas normas.

Tras
los comicios de esta semana sólo quedan tres primarias pendientes: las
de Puerto Rico del 1 de junio, con 55 delegados, y las de Dakota de Sur
y Montana el 3 de junio, con 15 y 16 delegados respectivamente.

A
dos semanas de que acabe el proceso de primarias, Obama dice tener la
victoria al alcance de la mano pero todavía no la ha acabado de amarrar.

Clinton, mientras tanto, no da el brazo a torcer y ha reinventado las matemáticas electorales con cifras de su propia cosecha.

Es
decir, donde la mayoría dice que son necesarios 2.026 delegados para
ganar la candidatura presidencial demócrata, ella sostiene que son
2.210. (Se ha agregado uno a la cifra de 2.025 tras la victoria de un
demócrata en una elección especial al Congreso en Misisipi la pasada
semana).

El cálculo de Hillary incorpora los resultados en
Florida y Michigan, penalizados por el partido sin representación tras
haber adelantado la fecha de sus primarias.

Esos dos estados
darían a la senadora, según su campaña, ventaja en el voto popular, lo
que según ella debería de ser el argumento a considerar por la elite
del partido a la hora de dar el espaldarazo definitivo a uno de los dos
candidatos en liza.

El Partido Demócrata, mientras tanto, ve los
toros desde la barrera, mientras se prepara para una difícil reunión a
finales de mayo en la que tendrá que decidir cómo solucionar el
contencioso de Florida y Michigan.

Pocos son los que aventuran
un golpe de suerte que cambie la que se presenta como adversa fortuna
de Clinton, pero mientras no se solucionen los interrogantes pendientes
la senadora dice estar dispuesta a jugar sus últimas cartas.

Su
principal argumento ante los jerarcas del partido, el selecto club de
alrededor de 800 personalidades y funcionarios electos al que se conoce
como "superdelegados", es que ella tiene más posibilidades de vencer al
republicano John McCain en noviembre.

Alrededor de 200 de esos
800 "superdelegados" todavía no se han decidido y dado lo ajustado de
la campaña serán ellos los que este año tengan la última palabra en la
carrera por la candidatura presidencial demócrata.

Obama,
mientras tanto, tiene las matemáticas y el viento a su favor y parece
convencido de que la candidatura caerá inexorablemente en sus manos.

"Esta
noche hemos alcanzado un gran hito en esta carrera", aseguró la campaña
del senador por Illinois, en referencia a la mayoría en el número de
delegados electos conseguidos tras las primarias en Kentucky y Oregon.

A
diferencia de Clinton, que tiene la mirada puesta en el presente, Obama
mira claramente a las presidenciales del 4 de noviembre, al convertir a
McCain en el centro de todos sus ataques.

Sirva como ejemplo su
discurso en Iowa, en el que alabó el infatigable espíritu de Clinton y
alertó, al mismo tiempo, de los riesgos que supondría una presidencia
de McCain, que prolongaría dijo, las fallidas políticas de la actual
Casa Blanca.

Por lo demás, las primarias de esta semana
volvieron a dejar al descubierto los puntos fuertes y débiles de los
dos "presidenciables" demócratas. Así, Clinton se hizo con una
aplastante victoria en Kentucky, donde desbancó a su contendiente
gracias al decidido apoyo de la abundante clase trabajadora en el
estado. Obama, mientras tanto, se hizo con el triunfo en Oregón, un
estado con una población educada y un progresista electorado demócrata.

El
senador afroamericano ha obtenido buenos resultados entre los sectores
más educados, así como entre los jóvenes, los afroamericanos y los
independientes, pero no ha logrado atraer a la clase blanca obrera, que
según los observadores resultará crucial en las elecciones generales de
noviembre.

Campaña en el Caribe

El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson,
animó a los demócratas puertorriqueños a votar en las primarias del 1
de junio por un candidato "único y especial": Barack Obama.

"El
tiempo ha llegado. Este es un hombre diferente y por eso le apoyo,
porque puede unir personas en un solo pueblo como hizo John F.
Kennedy", afirmó en una conferencia de prensa Richardson, uno de los ocho demócratas que se presentó como aspirante a la candidatura presidencial.

El
gobernador de Nuevo México, considerado como el hispano más influyente
del Partido Demócrata, retiró su candidatura en febrero tras obtener
unos pobres resultados y tras dudar durante semanas se inclinó,
finalmente, por respaldar a Obama, lo que supuso un revés para la
senadora de Nueva York Hillary Clinton.

Con la estancia de apenas 24 horas de Richardson en Puerto Rico ha comenzado lo que será un apretado fin de semana de actos electorales de Obama y Clinton.

Tras
tres días de campaña en Florida, Obama llegará el sábado a Puerto Rico
y coincidirá con Clinton en busca ambos del apoyo de los 55 delegados
boricuas que serán elegidos en las primarias del domingo.

Nunca
antes unas elecciones primarias en Puerto Rico habían tenido tanta
trascendencia por lo que se ha generado un interés inusitado en la isla.

Los puertorriqueños pueden votar en el proceso de selección de los
aspirantes de ambos partidos a la candidatura presidencial, pero no
pueden participar en las elecciones presidenciales por el estatuto
especial de Puerto Rico al ser un estado asociado.

Tras asistir a varios actos con demócratas, Richardson
destacó en una conferencia de prensa que Obama puede cambiar a Puerto
Rico porque "ustedes han sido olvidados" y aseguró que el senador de
Illinois "puede unir a la gente joven, trabajadora y de todas las
clases sociales".

Según las cifras manejadas por los demócratas
en Puerto Rico, Obama tiene hasta el momento 1.959 delegados frente a
los 1.778 de Clinton, por lo que le faltan 66 para llegar a los 2.025
necesarios para obtener la candidatura presidencial demócrata.

Tras
las primarias de Puerto Rico solo quedarán las votaciones en los
estados de Dakota del Sur y Montana con 15 y 16 delegados
respectivamente en juego.

"Aquí en Puerto Rico tal vez se
decida. Necesitamos más votos aquí porque Hillary es familiar en Puerto
Rico. El mundo va a estar viendo lo que está pasando", dijo Richardson, ex embajador de la ONU y ex secretario del Departamento de Energía con el presidente Bill Clinton (1993-2001).

Obama
se reunirá con líderes políticos de Puerto Rico, entre ellos miembros
de su grupo de campaña, liderado por los copresidentes Pedro Pierluisi
y Eduardo Bhatia.

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