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Cientos de simpatizantes del candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador, le aclaman durante su llegada a la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México tras conocer su triunfo en las elecciones del 1 de julio de 2018. EFE

Felicidades al presidente Trump en el Día de la Independencia

Este 4 de julio, me gustaría felicitar al presidente Donald Trump.

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Sí, el ocupante de la Casa Blanca merece ser reconocido este Día de la Independencia no por los logros de su administración, sino por su valiosa ayuda en la elección de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como el nuevo presidente de México. Los residentes de la Ciudad de México también eligieron a Claudia Sheinbaum, quien se convertirá en su primera mujer alcalde.

AMLO, que les ganó abrumadoramente a los candidatos del PRI y el PAN, partidos tradicionales con una larga historia de corrupción que dominaron el panorama político por más de 50 años, será el primer presidente de izquierda de nuestro vecino del Sur desde que Lázaro Cárdenas gobernara desde 1934 hasta 1940. Cárdenas nacionalizó la industria petrolera en 1938 y dejó una huella indeleble en la historia de su país.

Para colmo, se proyecta que MORENA, la coalición de AMLO, controlará ambas cámaras legislativas, dándole a este una oportunidad real de llevar adelante su ambiciosa agenda de combate a la corrupción y la desigualdad.

Sin Trump intentarlo por supuesto, sus mentiras sobre México y los inmigrantes mexicanos, aunque son un imán para los racistas y los ignorantes en Estados Unidos, despertaron sentimientos de orgullo nacional en México que se tradujeron en un apoyo aún mayor para AMLO, un hombre honesto cuya ideología es lo opuesto a la de Trump. La ironía es inescapable.

Por supuesto, las viles mentiras de Trump, aunque ayudaron, no fueron la razón principal de la victoria de AMLO. El pueblo mexicano está harto de la corrupción de los partidos tradicionales, de su práctica de cerrar los ojos a los crímenes cometidos por los ricos y poderosos, de los asesinatos de docenas de periodistas, estudiantes y candidatos políticos, de la inseguridad y la vergonzosa impunidad con la que operan los carteles de la droga. Votaron por el cambio, por la esperanza de un futuro mejor para su nación y para ellos mismos.

“Por el bien de todos, primero los pobres”, dijo AMLO durante su discurso de agradecimiento a sus seguidores en el cual prometió luchar contra la corrupción y la desigualdad, los dos males que identificó como los mayores responsables de los problemas sociales y políticos de México. ¿Se imagina a Trump, quien ha hecho de la presidencia un lucrativo negocio para él y su familia, pronunciando esas palabras?

AMLO, además, no ha medido sus palabras cuando se trata de la cruel política de “tolerancia cero” de Trump que ha causado tanto dolor a los niños migrantes y sus familias. Trump es “opresivo, racista e inhumano”, declaró AMLO recientemente y se comprometió a hacer frente a cualquier política de inmigración “represiva”. “Con el triunfo de nuestro movimiento, defenderemos a los migrantes de América Central, México y de todo el continente ... es un derecho humano por el que lucharemos”.

El lunes, según la Casa Blanca, Trump mantuvo una conversación telefónica de 30 minutos con López Obrador sobre comercio, seguridad fronteriza, el TLCAN y la posibilidad de un acuerdo comercial México-EE. UU.

 “Creo que la relación va a ser muy buena”, dijo el presidente de EE. UU. No hizo mención alguna del absurdo muro fronterizo.

En este momento, nadie puede decir cómo se desarrollarán las relaciones entre EE. UU. y México una vez que AMLO asuma el cargo por seis años el 1 de diciembre. Pero de lo que no hay duda es que las mismas van a ser mucho más interesantes.