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Diana Cortes, presidenta del Philadelphia Litigation Group. Greta Anderson / AL DÍA News
Diana Cortes, presidenta del Philadelphia Litigation Group. Greta Anderson / AL DÍA News

Una latina nombrada presidenta del Philadelphia Litigation Group

Diana Cortes confesó que sus propias experiencias con el racismo cuando era niña y el apoyo de sus padres, ambos inmigrantes, la motivaron a conseguir sus…

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Diana Cortes es la nueva presidenta del grupo de contenciosos de la Ciudad de Filadelfia (City of Philadelphia’s Litigation Group) y espera que los hispanos la vean como lo que es: una mujer latina ocupando uno de los cargos más importantes en el ámbito jurídico de Filadelfia, y que se sientan representados por ella.

“[Los fiscales] tenemos voz”, dijo Cortes. “Y llegamos hasta aquí gracias a nuestras capacidades jurídicas, pero también por nuestra una perspectiva, y por asegurar que nuestra perspectiva será escuchada, independientemente de la situación en que estemos”.

Cortes nació y creció en el municipio de Dover, un pequeño enclave latino en el condado de Morris County, NJ, que cabría dentro de Central Park, según dicen. El municipio es predominantemente hispano, con más del 70 por ciento de la población identificándose como tal, según estimaciones de la encuesta American Community Survey de 2016. Sin embargo, Morris County en su totalidad es un condado mayoritariamente blanco −los blancos representan alrededor del 72 por ciento− y rico, lo que condicionó que Cortes sufriera varias experiencias racistas cuando de niña visitaba otros municipios del condado para participar en campeonatos deportivos o como miembro del equipo de debate escolar.   

A lo largo de su adolescencia, Cortes tuvo que aguantar que los estudiantes de otros institutos de secundaria del condado se mofaran de ella y el resto de sus compañeros latinos, apodándoles despectivamente  “Dovericans” o diciéndoles “volved al ghetto” o a vuestros países. Según Cortes, continúan dándose incidentes de xenofobia en el sistema escolar de Morris County, y citó un video reciente en Facebook donde se veía a un grupo de estudiantes coreando “construyamos el muro” durante un torneo deportivo en el participaban estudiantes latinos de su municipio, Dover.   

Los padres de Cortes fueron un pilar importante durante esos años difíciles de su infancia, al recordarle constantemente el valor de su herencia costarricense, a pesar del odio que ellos y sus vecinos sufrían. Aún se acuerda de su madre, tratando de animarla con estas palabras cuando era pequeña:

“Demuéstrales que los latinos pueden ser igual de buenos, o mejores, que cualquier otro”.

Éste fue su mantra durante sus años en el instituto de secundaria, dijo Cortes, y más tarde también en la universidad, la Ivy League Cornell University y en Vilanova University, donde se graduó en Derecho. Aprendió a valorar el sacrificio que hicieron sus padres por permanecer en los Estados Unidos después de emigrar de Costa Rica, un día después de casarse, en 1978. Según Cortés, su plan inicial era venir a Estados Unidos para estar un tiempo con su abuela, que vivía aquí, ganar algo de dinero y regresar a su país. Pero finalmente decidieron que sus hijos tendrían mejores oportunidades de recibir una buena educación y tener éxito en sus carreras si se quedaban en los EE.UU.

“Terminaron cumpliendo con el sueño del inmigrante, comprendieron qué sería lo mejor para nosotros”, dijo Cortes. “Sacrificar la posibilidad de crecer junto primos y tías, en sus pueblos… por nuestro propio bien, por nuestro futuro, y por el futuro de nuestros hijos, es algo muy significativo”.

Cortes se aferró a su sueño de infancia: convertirse en una fiscal como los de la serie televisiva  “La ley y el orden” (“Law & Order”), y empezó su carrera jurídica como asistente de su mentor, el juez Juan Sánchez, en el Tribunal de distrito del distrito este de Pensilvania (PAED). Después fue alternando trabajos en el sector jurídico público y privado, empezando como abogada en Morgan Lewis, luego como letrada asistente de distrito en la Fiscalía de Filadelfia y, finalmente, como litigante en Marshall Dennehey, antes de convertirse en la presidenta del principal grupo de litigación de la ciudad.

Un Papel Crítico

Como presidenta, Cortes se encargará de supervisar las unidades de litigios del Departamento Jurídico de Filadelfia, que incluyen apelaciones estatales y federales, casos de derechos civiles, aplicación de códigos y asuntos relacionados con temas laborales o de empleo, representando a los intereses de la ciudad en un amplio abanico de temas de defensa jurídica. Ocupó su cargo apenas hace dos meses, reemplazando al actual procurador de la ciudad, Marcel Pratt, y heredando algunos de los casos más importantes, como la actual batalla que libra Filadelfia con el Departamento de Justicia de los EE.UU (DOJ) por mantener la financiación federal a pesar de su estatus de “ciudad santuario”, o el conflicto por la libertad religiosa entre la Archidiócesis de Filadelfia y la organización Catholic Social Services, desde que la ciudad decidió prohibir las adopciones a través de esta organización, alegando que ésta se opone a las parejas del mismo sexo.   

Aunque el caso de las ciudades santuario surgió mucho antes de que Cortes fuera nombrada presidenta, puede que el caso vea nueva luz bajo su mandato, dado que que el DOJ parece que va a recurrir la decisión del juez del PAED Michael Baylson de declarar inconstitucional que el gobierno federal retuviera la financiación a la ciudad por su rechazo a compartir información sobre inmigrantes con la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE) sin una orden firmada por un juez exigiendo la detención de un individuo en concreto. Como latina e hija de inmigrantes, sin duda, el caso ha calado hondo en Cortes. Dijo que la ciudad debe proteger a los que llegan a los Estados Unidos en busca de una vida mejor.

“Sinceramente, fue por casualidad, o por suerte, o por divina intervención, como quiera uno mirarlo, que los dos consiguieran sus visados y todo fuera encajando en su sitio”, dijo Cortes, en referencia a sus padres. “Hay otros que no tienen más alternativa que venir y buscar santuario…Estoy muy orgullosa de formar parte de una ciudad y una administración que quiere proteger este derecho”.

Describió el recurso presentado por el DOJ como una escena de “David contra Goliat”, pero con un Goliat imprevisible, que la política americana no había visto nunca antes. Cortes cree que Filadelfia podría convertirse en un referente para otras ciudades santuario de los Estados Unidos y en su nuevo cargo piensa sacar provecho de su experiencia previa defendiendo a los más desfavorecidos.

Durante su tiempo en la Fiscalía del Distrito, Cortes trabajó en la División Juvenil, llevando casos de violencia sexual cometidos por adultos contra víctimas menores, algunas de apenas cinco o seis años de edad. Se le asignaron los distritos policiales 24, 25 y 26, donde habita una numerosa población latina, según explicó Cortes.

Cortes se encargaba de comunicarse y ganarse la confianza de los menores, mayoritariamente niñas, así como la de sus padres, que algunas veces solo hablaban español. Al ver un rostro latino y poder hablar en su idioma materno es más fácil conseguir que las víctimas se abran, comprendan la gravedad del caso y puedan testificar de forma veraz.

Fue la madre de Cortes quien insistió en que su hija aprendiera español y nunca olvidara las raíces costarricenses de su familia.